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El recorrido en carreta se extendió por un considerable tiempo más. Los alfas que les escoltaban se sumaban conforme regresaban quienes habían enfrentado a la manada del Valle poco antes, entre ellos el general Jang quien se encontraba ocupado haciendo el recuento de pérdidas. Por otro lado, Jimin se había quedado en la carreta, sentado al final de esta con una pierna colgando por el borde pues la velocidad había disminuido hasta alcanzar una tranquila lentitud. Sungjae había sido desplazado de las riendas por uno de los alfas del territorio y ahora se encontraba ocupado observando la vegetación a su alrededor.

La manada del Bosque se encontraba por completo cubierta por la vegetación más densa de la Zona Alta. Los árboles hacían que los caminos fueran angostos y oscuros, privando a la tierra de la luz del sol con ramas y hojas que formaban una cúpula de color verde, marrón y amarillo. Más allá del camino el bosque parecía impenetrable; sin embargo, ocasionales sonidos les dejaban saber que se encontraban vigilados por bestias escondidas entre las sombras.

Y el más inquietado por ese hecho parecía ser Taehyung.

El omega se había establecido en una posición más cómoda una vez retomaron la marcha con velocidad moderada. Seguía en la misma esquina, apartado del resto de la carreta por el cuerpo del alfa pelinegro que, al encontrarse tan cerca, lograba transmitirle un poco de calidez y calma a pesar de que no estaban cruzando palabra.

Desde que los del Bosque los habían interceptado apenas entraron en su territorio habían acaparado la atención de Jungkook por completo. En ese momento un grupo de tres alfas marchaban a un lado de la carreta con la persistente idea de poder charlar con el comandante. Jungkook había sido hábil contestando secamente las preguntas que no podía rechazar por cortesía y negándose a contestar algunas más hasta que los alfas captaban su poco entusiasmo. Pero cuando un grupo se retiraba llegaba otro más a reemplazarlo.

A Taehyung parecía darle algo de gracia. En ocasiones había visto a Sungjae hacer caras de dolor antes las respuestas del alfa y una sonrisa había escapado de los labios de Taehyung, mas su felicidad se veía rápidamente sustituida por cautela ante el movimiento exterior a la carreta.

Después de todo su instinto no le permitía olvidar en qué posición se encontraba. Era un omega de una manada extranjera, y aunque se encontraba bajo la protección de la manada a la que habían jurado obediencia y un, ahora cuestionable, título de noble lo respaldara, no era fácil olvidar ese hecho.

Los alfas se preocupaban por los de su manada. El protocolo podía exigirles mostrar amabilidad, pero en el fondo esos alfas solo tenían por prioridad el bien de su manada.

Y él solo era una bomba de tiempo antes de que la verdad de su paradero llegara a Dakho. O incluso a la manada del Río.

Pensar tanto en ello le costó su atención a su alrededor, por lo que no fue capaz de percibir las nuevas presencias hasta que el bullicio fue imposible de ignorar. Habían arribado hasta una de las aldeas fronterizas de la manada, la cual se encontraba oculta entre la densidad del bosque. A Taehyung le costaba identificar las casas, ya que sus paredes se perdían entre el color verde y los techos apenas eran visibles entre las cosas de los árboles.

Taehyung estaba seguro de que si se alejaba un par de metros se perdería por completo.

A pesar de lo oculto del lugar se encontraba rebosante de personas. Los alfas que rodearon la carreta tenían en su mayoría una protección ligera que consistía en una cota de malla, solo unos pocos tenían prendas de alftext y se distinguían dando órdenes al resto. Más allá, las miradas curiosas pertenecientes a betas y muy pocos omegas intentaban ocultarse tras las ventanas, puertas y paredes de las construcciones. Su llegada sin duda era un completo alboroto.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora