~ 38 ~

10.5K 1.2K 1.4K
                                    

Esa noche Seokjin pasó su tiempo supervisando la restauración del campamento y el movimiento en el área de heridos. Los betas que lo habían ayudado con su brazo le pusieron un poco de nieve que recogieron de algún otro lugar y un par de tablas que le dejaron la extremidad derecha completamente inmóvil. Al menos dolía menos ahora que no podía moverlo demasiado.

De esa forma fue por el campamento organizando a los betas que se habían convertido en los principales responsables de poner de pie todo lo que los del Río habían destruido, pues los alfas se encontraban heridos o cansados por el combate. Apagaron el fuego, fueron a las aldeas cercanas por nuevas carpas y comida, además de que talaron madera y reforzaron las zonas vulnerables de la barrera y se deshicieron de todo lo que no servía. Fue un trabajo que se llevó a cabo hasta que el sol volvía a estar en el cielo, debido a la eficiencia de los betas en su trabajo el campamento volvía a ser funcional a solo algunas horas después de la batalla.

Lo último que supervisó el secretario fue la preparación del desayuno, debido a que las provisiones del campamento se habían perdido no hubo más remedio que arreglárselas con lo poco que habían logrado conseguir de las aldeas alrededor. Para ese punto era toda una hazaña poder alimentar a miles de alfas heridos y hambrientos. Al ver que todo funcionaba como debería, Seokjin tomó un tazón de arroz y se excusó con los betas encargados del trabajo antes de retirarse.

Recorrió gran parte del campamento hasta la torre en la que había estado al inicio de la noche. Por fuera las paredes se habían ennegrecido debido al fuego que la rodeo, la entrada ya no era más que un enorme hueco que resultó de la exposición de su interior y la primera planta todavía estaba llena de ceniza, pues los betas habían estado ocupados en otras cosas antes que limpiar ese espacio. Sin embargo, la torre se mantenía tan firme como antes de la batalla, sus cimientos de piedra habían sobrevivido mejor que cualquier otra estructura de la zona. Varios refugiados habían permanecido en su interior durante toda la noche, algunos más regresaron cuando el campamento volvía a estar en paz, pero era un hecho que entre sus paredes se encontraban gran parte de los que quedaban de apoyo y los mandatarios.

El secretario entró sin pensarlo dos veces, al interior se encontraban cinco alfas con uniforme del Norte custodiando lo que antes fue la puerta. Todos ellos se pusieron de pie al verlo entrar con intenciones de detenerlo, pero se relajaron al notar que se trataba de él y lo dejaron pasar sin mediar palabra alguna. El interior era un silencio casi total a comparación del alboroto del exterior, el sonido de los pasos del beta rebotaron por las paredes mientras subía al segundo piso de la torre, solo cuando se acercó a una de las puertas pudo escuchar algo más que su propio movimiento.

Abrió sin solicitar entrada y no se sorprendió en absoluto del desastre del interior. Todo lo que había estado hasta hace poco en otra casa se había movido apresuradamente a esa habitación, mapas, libros, informes, todo lo que había sobrevivido al fuego se encontraba ahí.

—No podemos dejar que esto siga pasando —dijo Bang Minjoon, la máxima autoridad del Bosque, con frustración mientras miraba a Namjoon que se encontraba leyendo algo más—. Sus actos fueron directamente de traición, habíamos determinado que ellos debían cubrir la entrada y no lo hicieron, incluso pelearon contra algunos de los alfas del Bosque, tiene que haber un castigo para ello.

—Su líder acaba de morir, eso sin duda bajará su moral —dijo el jefe Jung que se encontraba recogiendo cosas en una esquina—. Necesitamos a su ejército para esto, apenas y pudimos contener a los del Río con una barrera.

—Mantengan al comandante Kang como prisionero —determinó el líder cuando por fin levantó su mirada para ver a Minjoon—, después del rito funerario de Kim Dakho determinaré su condena.

—Namjoon —interrumpió el viejo dejando lo que estaba haciendo antes para mirar al líder—, no podemos condenar al comandante Kang ahora, lo necesitamos para que dirija al ejército del Valle, si le haces algo al comandante entonces sin duda los del Valle se levantarán contra nosotros.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora