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La cena fue silenciosa para Seokjin, pero un caos para el resto. El secretario se mantuvo al margen mientras Sungjae trataba fervientemente de convencer a Jungkook de dirigir el interrogatorio al alfa rubio. Jungkook se negó, la primera y las otras 37 veces que el beta lo solicitó, incluso Taehyung dijo que lo mejor era dejar que Jungkook se hiciera cargo una vez que terminó su plato de comida. Seokjin se limitó a observar y comer, su mente todavía nublada por aquellos pensamientos que lo atacaron en la cocina.

Era difícil de ignorar una sensación de culpa cada que sus ojos se dirigían a Jeon, por algo es que nunca le había hablado de ese lugar y esperaba nunca tener que hacerlo. Pero ahí están, sentados en la mesa de la casa de su madre. Al menos había sido lo suficientemente cuidadoso para tomar el puesto que ella había utilizado por años, estaba seguro de que podría perder la cordura si es que Jungkook se hubiera sentado en ese sitio.

Era una suerte que hayan elegido la habitación cercana a la entrada y no la del fondo que les pertenecía a ellos.

―Yo sé mucho más sobre los del Río, deberías dejarme... ―intentó de nuevo Sungjae.

―No ―interrumpió Jungkook de forma seca―, confórmate con estar presente.

―Eso es una estupidez ―siguió el menor―, todos sabemos que soy quien mejor maneja la información.

―No eres el indicado cuando lo único que quieres es persuadirlo para que se case contigo.

―No haré eso ―contestó con tono molesto, pero un segundo después agregó en voz baja―, al menos no hoy.

Mientras ellos discutían Taehyung se encargó de poner más comida en otro plato que será el que le llevarán a Jimin. Seokjin, quien no perdía ningún detalle, fue el único que notó que el semblante de Taehyung no era el mejor, tampoco lo culpaba, si fuera él ni siquiera habría accedido a estar bajo el mismo techo que el alfa que lo atacó. Sin embargo, con lo poco que conocía de la vida de Taehyung, no debía ser algo demasiado extraño para él. Tomó el plato que el omega sostenía con un afán de ayudar y consiguió una cálida sonrisa de agradecimiento de vuelta, solo un momento más tarde todos se encontraban dirigiéndose a la habitación que le pertenecía a Sungjae.

Se había acordado durante la cena que todos estarían presentes para escuchar lo que sea que Jimin fuera capaz de decirles, pero Seokjin era consciente de que sería Jungkook quien tendría la última palabra sobre qué hacer sobre esa información. Él era un alfa, era un comandante, el resto de ellos estaban ahí porque las circunstancias los habían llevado hasta ese punto.

Dentro de la habitación, Jimin se encontraba encadenado a otra de las maderas gruesas que funcionaban como apoyó del techo, por lo que la cadena colgaba hasta donde el alfa estaba sentado en el suelo, con la espalda pegada en la pared. No se sorprendió de verlos entrar a todos, sino que se limitó a soltar un suspiro, dejando en claro que había estado esperando ese momento.

Fue Seokjin quien se acercó para entregarle el plato de comida, pero el alfa simplemente lo miró sin mucho entusiasmo y lo hizo a un lado mientras murmuraba un suave gracias. Entonces sus ojos se fijaron al fondo de la habitación, Seokjin siguió su mirada con curiosidad y notó que estaba mirando a Taehyung que se escondía parcialmente detrás de Jungkook. Su miedo no era tan evidente como Seokjin habría esperado, el omega tenía un semblante tranquilo y se movía con gracia dentro de la habitación, pero podía notar la cautela, si bien no estaba directamente detrás de Jungkook, tampoco lo adelantó y se quedó cerca de la puerta. Estaba claro que estaba preparado para correr de nuevo si es que era necesario.

―Tienes un par de cosas importantes que contarnos ―dijo Jungkook rompiendo el silencio de la habitación.

Todos ellos se habían dispersado por la habitación, de alguna forma parecía que estaban acorralando a Jimin y Seokjin se preguntó si esa había sido la intención de Jungkook al permitirle a todos estar ahí dentro.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora