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Taehyung había intentado alejarse algunos pasos, pero por cada uno que retrocedía su hermano daba una zancada más larga, acercándose poco a poco con la misma mirada fría que siempre le dedicó en la Gran Casa del Valle. Era aterrador, todavía podía sentir a su omega insistir en que debían huir mientras que su mente le advertía que eso solo lo empeoraría. Sin embargo, en medio de todo ese fuego, ¿realmente podía empeorar?

―Tenemos que regresar al cuerpo principal del Valle, así que déjate de tonterías y ven aquí ―gruñó el alfa con molestia cuando el omega nuevamente dio un paso para atrás.

Taehyung no contestó, estaba claro que no tenía ninguna intención de obedecer a su hermano y aquello solo funcionó para frustrar más a Dakho. Un pasó más cerca y el omega comenzó a sopesar sus opciones. Podía correr de regreso a la torre, pero no estaba seguro de cuántos alfas del Río podrían haber entrado al territorio, de lo único que estaba seguro es que lo estaban buscando a él. También podía intentar ocultarse en el bosque, aunque Dakho tendría una enorme ventaja sobre él. Dio un nuevo paso para atrás.

Dakho hizo una mueca de desagrado.

―Todos estos años y te sigues comportando como un jodido cachorro ―exclamó avanzando con más rapidez hasta donde Taehyung. El rubio tropezó un paso más hacia atrás antes de que el alfa por fin lo tomara de forma brusca por el brazo―. Sabía que papá te había consentido demasiado, todo el tiempo en tu propio mundo, ni siquiera tienes noción de lo que significa tu responsabilidad como noble.

Le dio un tirón que, aunque Taehyung intentó frenar, los hizo avanzar entre las construcciones en llamas. El omega sintió el dolor de su pierna herida con más intensidad en cada paso que intentaba anclarse al suelo, para Dakho aquello no parecía suponer más que una pequeña molestia.

―Deja de actuar como una maldita víctima ―siguió hablando el mayor, apretó con un poco más de fuerza el brazo del omega―. Solamente necesitamos que alguien te marque, eso iba a pasar eventualmente.

Taehyung sintió un nudo crecer en su estómago ante las palabras del mayor. Siguió forcejeando a pesar del dolor en su brazo y pierna. No, no era tan simple como Dakho lo estaba pintando.

―No... no puedo ―dijo en un jadeó, redoblando sus esfuerzos por salir del agarre del alfa.

Sin embargo, Dakho esta vez no se conformó con darle un nuevo tirón, sino que se giró y utilizó su otra mano para tomar al omega por el cuello de su ropa. Taehyung sintió que perdió el aire por un momento, en medio de un instinto cerró los ojos y esperó.

―¿Qué no puedes? ―preguntó el alfa con sorna―. Esto no se trata de lo que puedes hacer, sino de lo que debes. Nunca se te ha exigido nada como noble y cuando lo hago no haces más que causar problemas. A nadie le interesa quién eres o qué quieres, lo único que importa es que cumplas tu responsabilidad dentro de la manada, la prosperidad de nuestro territorio debería ser la única de tus preocupaciones.

Taehyung intentó recobrar algo de compostura cuando los segundos pasaron y nada tocó su rostro. Abrió los ojos lentamente y se enfrentó a la mirada furiosa de su hermano. Sabía que los dos seguían parados en realidades diferentes, para Dakho no había nada más allá que el bien de la manada, pero para él había mucho más. Había todo un mundo que apenas había comenzado a descubrir y haría lo que fuera necesario para aferrarse a él.

―Yo... ―dijo con voz temblorosa, pero en ese momento no le importaba en absoluto, había reunido toda la valentía que le quedaba para poder decirlo y no se iba a detener por el nudo que tenía la garganta. Iba a decirlo, lo gritaría si fuera necesario―. Yo no soy un noble, soy un bastardo.

Algo se descompuso en la expresión de Dakho, ya no era solo ira lo que sus facciones mostraban, sino algo mucho más personal. Sentía asco.

―Eres un noble desde el primer momento en que mi padre te llamó Kim Taehyung ―contestó con un gruñido. Esta vez Taehyung no apartó la mirada―. Él sabía lo que tenía que hacer por el bien de la manada, incluso a costa de lo mucho que te odiaba te conservó, te dio un lugar en la Gran Casa y te llamó su hijo.La estabilidad de la manada siempre será lo más importante y cuando los tiempos se vuelven difíciles es cuando más sacrificios se requieren. ―Apretó con un poco más de fuerza las ropas del menor quien solo atinó a tragar saliva―. Así que aprende cuál es tu jodido lugar, naciste en una familia noble del Valle, le debes tu miserable vida a la manada.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora