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Taehyung permaneció quieto hasta que los primeros rayos de sol entraron por la pequeña ventana del cuarto de baño. Había cerrado la puerta poco tiempo después de que Jungkook salió y tomó asiento en el piso con su espalda funcionando como única barricada en caso de que alguien quisiera abrirla de nuevo. Había estado ahí las últimas horas de la noche, sus piernas ahora estaban entumecidas y sus caderas cansadas del duro suelo. Fuera, hacía tiempo que no escuchaba ningún ruido cercano.

El alboroto de la madrugada tardó aproximadamente una hora en apagarse. Al inicio parecía que el caos sería eterno, pero, conforme los alfas fueron abandonando la Gran Casa, el silenció reemplazó con pesada rapidez todo vestigio de locura.

Y Jungkook no había vuelto.

Una parte de él se sentía estúpido por seguir esperando a que el alfa regresara, después de todo era consciente de que el aroma a cedro había abandonado el lugar. Pero aun así lo esperaba. Esperaba que regresara en cualquier momento y fuera directamente a buscarlo, ya no retomarían el sueño que fue interrumpido, pero al menos podrían pasar un poco más de tiempo juntos. Sin embargo, cualquier idea de que eso ocurriría se desvaneció junto con la oscuridad cuando el sol salió.

Ya no podía seguir esperándolo.

Con movimientos lentos se puso de pie. De inmediato el hormigueo en sus piernas se hizo presente y necesitó de un momento antes de moverse para asegurarse de que sus rodillas no le fallarían. Entonces abrió la puerta. La habitación se encontraba en completo silencio y en la cama los dos betas se encontraban sentados mirando en direcciones diferentes, como si hubieran acordado tácitamente mantenerse tan inmóviles como él.

Sólo bastó que cruzaran miradas para que ambos salieran de su congelamiento. Hoseok fue el primero en ponerse de pie, un bostezo atravesó su rostro antes de pronunciar que se aseguraría de que no hubiera nadie fuera. Así, mientras el contrabandista salía de la habitación, Sungjae se acercó a donde él seguía de pie en la puerta del baño.

―¿Listo? ―preguntó con voz suave.

Taehyung se sintió un poco mal con que ellos hayan tenido que esperar por él, pero a la vez se sentía reconfortado con que lo hicieran. Ahora solo le quedaba asegurarse de no hacerlos esperar más.

―Listo ―afirmó con un asentimiento.

Dejaron las mantas sobre la cama deshecha y sin mover nada más del sitio esperaron a que Hoseok regresara con la confirmación de que era seguro salir. Taehyung le dio un último vistazo a la habitación, haciéndose una promesa a sí mismo de que no pasaría mucho tiempo hasta que pudiera regresar a ese lugar. Regresar con Jungkook.

Avanzaron por el pasillo con el paso más rápido que el sigilo les permitía. A Taehyung no le costó notar que para Hoseok aquello era natural, pues se movió de un extremo al otro del pasillo con una velocidad que podía igualar al mismo Jungkook, sin emitir el más mínimo sonido. Por su parte, él y Sungjae sólo podían intentar seguirle el paso. Una vez de regreso en su habitación se apresuró a tomar un baño para deshacerse de cualquier rastro de supresor, los betas eligieron para él las primeras prendas que encontraron en el ropero y Taehyung no discutió.

En su lugar se interesó por otro tipo de charla.

―¿Saben qué es lo que está pasando?

―La mayoría de los alfas abandonaron la ciudad ―contestó Sungjae mientras le pasaba un cepillo al omega ―Kook se fue con ellos.

El rubio asintió despacio, pasando distraídamente el cepillo por el dorado de su cabello. Ya lo sabía, pero escucharlo de alguien lo hacía sentir un poco más real. Jungkook se había ido. Y sabía que no lo habría hecho si no fuera algo sumamente importante, tal vez peligroso, que era lo que más le preocupaba.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora