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Jungkook despertó, como era su costumbre, a muy altas horas de la madrugada. Sus párpados apenas se mantenían abiertos, pero él sabía que sería una tarea muy difícil volver a dormir. Poco a poco su sistema fue despertando, lo primero en hacerse presente fue su dolor en el abdomen; lo segundo, el suave aroma a canela impregnado en el lugar.

Taehyung se encontraba quieto a un lado suyo. Su respiración lenta y acompasada golpeaba su pecho en exhalaciones cálidas y sus extremidades lo rodeaban con desorden. Un brazo rodeaba su pecho y una de sus piernas rodeaba sus muslos. Parecía un pequeño koala aferrado a él.

La imagen fue suficiente para sacarle una sonrisa al mayor. El único movimiento que se permitió hacer fue acercar más su rostro al omega aspirando su fragancia.

"Canela, solo canela" pensó con alivio identificando solamente dos aromas en la habitación. Ni siquiera el aroma cítrico de Jimin había logrado perdurar aquella noche. No cuando Jungkook se había propuesto eliminar cualquier fragancia externa.

Cuando Taehyung habló sobre su encuentro con Minjoon la noche anterior, Jungkook comprendió por qué el aroma que se quedó ligeramente impregnado en él era algo amargo. Era un aroma que expresaba amenaza y la única intención con lo que utilizó fue para intimidar al rubio, una estrategia sumamente baja a los ojos de Jungkook.

En su manada, cualquier intento de intimidación hacia un omega utilizando feromonas podía ser castigado. A él ya le había tocado lidiar algunas veces con situaciones como esas, como comandante su trabajo consistía en mantener el orden cuando las cosas comenzaban a ponerse violentas. Y, a ojos de los alfas del Norte, amenazar de esa forma a un omega es considerado violencia física. Las feromonas amenazantes de un alfa se utilizan regularmente para intimidar a otros alfas, era una estrategia que se empleaba para evitar llegar al contacto físico real, pero en un omega funcionaban diferente.

Las feromonas amenazantes de un alfa pueden crear malestar en los omegas. Temblores, mareos, pánico. Al estar expuestos a esos aromas experimentaban un miedo mortal real.

Y el bastardo de Bang ni siquiera se molestó en pensarlo dos veces antes de usarlas contra Taehyung.

Entre más pensaba en ello; la molestia que sentía contra el noble iba en aumento. Taehyung había tenido que soportar los caprichos y berrinches de Minjoon por su propia cuenta. Ahora él se encargaría de poner al alfa del Bosque en su lugar.

Mientras pensaba en su próxima charla con el noble no se dio cuenta de la molestia que había comenzado a desprender. Bufaba y fruncía el ceño al recordar algunos detalles del relato de Taehyung, se movía con cierta incomodidad y cerraba los puños con la esperanza de tener la oportunidad de al menos darle un golpe. Su lobo, que había estado quieto mientras se recuperaba, se había crispado furioso e indignado. Desde la noche anterior no hacía más que gruñir y aportar ideas sobre cómo podían terminar con Bang, cosa que incluso a Jungkook le sorprendía.

Su lobo había comprobado ser totalmente protector hacia el omega, eso a Jungkook no le era ninguna novedad, después de todo siempre había sido protector con lo que era suyo. Siempre poniendo primero a la manada, a sus amigos y ahora también a Taehyung. Pero la noche anterior su lobo había derribado una nueva barrera que Jungkook no sabía que podría sobrepasar.

Su lobo había estado ansioso por contestar al llamado de ayuda de su omega.

Y aquello, para Jungkook, era algo nuevo.

—¿Estás molesto? —escuchó la voz adormilada del rubio quien no había movido más que sus labios.

Jungkook se sorprendió al escucharlo tan repentinamente por lo que dirigió rápidamente su mirada al rostro pacífico del contrario.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora