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Cuando Jungkook despertó, Taehyung ya no se encontraba en la cama. Solo hizo falta echar un vistazo a la habitación para encontrarlo de pie dándole la espalda.

Se levantó con sumo silencio y se acercó al chico con sigilo, esperaba darle una sorpresa como la que el omega le había querido dar el día anterior, pero su intención quedó en segundo plano cuando se dio cuenta de lo que el omega tenía en la mano. Se irguió cuando encontró su propio reflejó en el espejo de mano que Taehyung estaba sosteniendo.

—Creí... creí que se vería mucho peor —confesó el omega.

El alfa miró la marca descubierta en el cuello del contrario, volvía a verse sana y en buen camino a la cicatrización. Aun así, Jungkook era consciente de que no dejaba de verse como una herida, a pesar de que su significado influía fuertemente en la forma en que el alfa veía la marca, sabía que el omega tenía otro tipo de recuerdos que influyen de igual manera.

Se acercó el último pasó que lo separaba del omega y envolvió sus brazos en la cintura de este antes de inclinarse lo suficiente para besar la marca, después levantó la mirada para encontrarse con el reflejo de los ojos azules en el espejo de mano.

—Se ve linda, ¿cierto? —preguntó el alfa con cautela, en voz baja.

Una pequeña sonrisa asomó por los labios del omega.

—Sí, es linda —contestó.

Jungkook se sintió tranquilo al percibir la sinceridad en la voz de Taehyung. Volvió a besar la marca, está vez con algo más de dureza y con la leve presencia de sus colmillos de por medio. El menor dejó salir una risilla mientras inclinaba su cabeza en la dirección contraría para darle espacio al alfa. Entonces el pelinegro comenzó a subir por el cuello del omega hasta llegar a su quijada, momento en que Taehyung por fin giró su cabeza para capturar los labios de Jungkook con los suyos.

El pelinegro apretó con un poco más de fuerza el cuerpo contrario contra el suyo y disfrutó del sabor de su boca. Pasaron unos pocos segundos hasta que se separaron, Taehyung volvió a levantar el espejo, esta vez ambos rostros podían reflejarse sin problemas debido a que se encontraban lo suficientemente juntos. El omega mostró su pequeña sonrisa tranquilizadora, pero Jungkook todavía podía sentir un rastro de nerviosismo a través del lazo.

De alguna forma sentía que era más fácil percibir al omega que el día anterior.

—Intenta mantener la marca así de linda —dijo el pelinegro con suavidad—, no utilices demasiado tu voz de mando, ¿entiendes?

Antes de que Taehyung pudiera decir o hacer algo para contestar aquello, unos golpes en la puerta resonaron fuerte por toda la habitación. El cielo todavía estaba oscuro, pero todo el campamento estaba despierto, por lo que la luz de cientos de antorchas encendidas entraban por la ventana y por la parte inferior de la puerta y el ruido se hacía más evidente en medio del silencio.

—Comandante Jeon —se escuchó la voz de la general Dae del otro lado de la puerta—, estaremos listos para partir antes del amanecer.

Jungkook sintió el cuerpo de Taehyung tensarse.

—Gracias general —contestó con un grito para hacerle saber a la alfa que había escuchado el aviso.

Regresó su atención al omega y depositó un beso en la mejilla de este antes de finalmente alejarse. Taehyung no se movió de su lugar mientras Jungkook iba hasta el baúl, comenzó a sacar las cosas que necesitaba del interior: alfatext y armadura ligera que utilizaban los alfas de sangre pura en las grandes batallas. El menor lo observó con aparente expresión neutra, Jungkook se preparaba en completo silencio, como si su mente estuviera concentrada únicamente en la pelea desde ese momento.

Huellas | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora