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Un sonido poco familiar se paseó por lo oídos del Choi por segunda vez. Se despertó sobresaltado, sus orejas y su cola inmóviles, en estado de alerta. Sabía que durante las noches estaba solo, así que debía ser extremadamente precavido.

Recordó que Hongjoong dormía a su lado. El mayor de los dos no había notado nada de lo sucedido y seguía en el quinto sueño. Jongho olisqueó el aire en búsqueda de alguna fragancia de parte de quienquiera que estuviera llamando a la puerta, pero los olores que recogió no le dieron ninguna pista. Olía extraño, eso fue lo único que pudo notar.

Se bajó de la cama con precaución, tratando de calmar su intranquilidad.

Volvieron a tocar, esta vez un poco más fuerte, con impaciencia.

Ya había amanecido, lo notó después de unos segundos, así que no debería ser nada peligroso. O al menos eso esperaba.

Abrió la puerta suavemente, la luz golpeó su rostro y lo hizo arrugar la nariz y los ojos. Frente a él había alguien a quien no conocía. Sus olores lo confundían, pues olía a veinte cosas distintas y Jongho no sabía qué pensar de todo eso. El hombre vestía con bastante elegancia, algo que no pegaba con aquel lugar. Traía gafas, una chaqueta de cuero y un cigarro encendido en su mano derecha.

—Buenas.

Jongho escuchó su voz y ladeó la cabeza, sus orejas acompañaron el movimiento. El chico frente a él sonrió, una sonrisa deslumbrante.

—¿Aquí vive Hongjoong?

Bueno, eso sí era algo que Jongho podía manejar.

—¿Hongjoong? ¿Para qué lo buscas?

El chico se quitó las gafas y Jongho pudo ver sus ojos. Le gustaron.

—Soy Song Mingi. Ayer quedé con Hongjoong en que nos veríamos esta mañana... ¿vine demasiado temprano?

La puerta se abrió más y Hongjoong se asomó por detrás, completamente despeinado y con las marcas de la almohada sobre la cara, pero perfectamente despierto.

—¿Qué haces aquí? —fue el saludo que le dedicó al humano. Jongho lo miró y después a Mingi, algo confuso.

—¿No quieres ir a ver tu nuevo hogar? ¿O planeabas ir solo? No sé cómo ibas a llegar si en ningún momento te dije dónde era.

Hongjoong se quedó pensativo por unos segundos. Mingi tenía razón. Finalmente accedió mientras bostezaba.

—¿Qué hora es? —preguntó.

—Las nueve de la mañana —contestó el Song, mirando su reloj de pulsera. Hongjoong miró a Jongho con bastante reproche.

—¿No podías despertarte un poco más temprano?

—Siempre duermo hasta esta hora más o menos, que tú no lo hayas notado porque siempre llegas de madrugada es un asunto bien distinto.

Hongjoong decidió no decirle nada por aquella respuesta impertinente y sólo lo quitó del medio para invitar a Mingi a pasar.

—No es nada lujoso, pero al menos te podrás sentar mientras nos preparamos.

Mingi negó lentamente mientras le daba la última calada a su cigarrillo y lo aplastaba con la punta de su zapato.

—Los esperaré allá afuera, en el taxi. No se tarden —y dicho esto, se dio la vuelta, alejándose por el estrecho callejón.

Hongjoong se encogió de hombros y comenzó a buscar algo para vestirse.

—Hongjoong... —Jongho lo llamó—. ¿De qué se trata todo esto?

—Ese es el tipo con el que hablé ayer, es quien nos va a alquilar un lugar fuera de aquí.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora