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A la mañana siguiente, Jongho se despertó a las seis y media. Tendría que acompañar a Wooyoung a su trabajo así que no tenía más remedio que levantarse a esa hora. Tampoco era tan malo, después de todo, eran pocas las veces que se despertaba primero que Yunho, y verlo dormir se había convertido en una de sus cosas favoritas.

El humano dormía tan plácidamente, su rostro relajado con una expresión casi angelical, el cabello negro regado en la cara y sus dos lunares asomándose por entre las hebras desordenadas. En momentos como ese, Jongho pensaba que no había visto nada en el mundo que fuera remotamente tan bello como eso.

Sin despertarlo, lo besó en los labios, muy suavemente. El mayor tenía los labios un poco secos pero, aun así, eran suaves. Jongho apretó sus labios en una sonrisa emocionada y se dirigió rumbo al baño para ducharse. Se dio cuenta de que le dolían hasta los sentimientos, pero no era nada que no mejorara con una buena ducha calentita.

Al salir al pasillo, sintió el olor de Wooyoung y el de las tostadas que estaba preparando, así que decidió no demorarse mucho. No quería hacer que esperara por él. Se dio una ducha rápida y salió en menos de quince minutos.

Le extrañó un poco ver la ancha espalda del Jeong al regresar. El humano estaba despierto, sentado al borde de la cama con sus brazos apoyados sobre sus rodillas, de espaldas a él. El omega cruzó la cama gateando y se sentó detrás de él.

—Buenos días, hyung —rodeó sus hombros y dejó un beso en su mejilla. Esperaba una reacción un poco más alegre, pero Yunho solo sujetó su antebrazo y lo acarició con las yemas de sus dedos.

—Buenos días... —su voz sonó extraña. Jongho estaba acostumbrado a escuchar en su timbre un tono siempre cariñoso hacia él. Un tono que ahora no estaba.

—¿Te pasa algo? ¿Te sientes mal?

El alfa negó, sacudiendo suavemente su cabeza.

—¿Vas con Wooyoung?

—Sí, quedamos ayer en eso. Ahora que lo pienso, no te conté al respecto. Perdón —lo soltó y se bajó de la cama para arrodillarse frente a él—. ¿Estás molesto por eso? ¿Porque lo decidí sin preguntarte?

—No. No estoy molesto, Jongho —Yunho acarició su cabello y tomó sus manos para alzarlo y hacer que se sentara a horcajadas sobre sus muslos—. No tienes que preguntarme nada. Puedes hacer lo que quieras. Las decisiones con respecto a tu vida solo las debes tomar tú —puso sus manos sobre la cintura del menor y acarició su húmeda piel. Jongho era realmente demasiado hermoso para él. Lo atraía de una forma irreal. Todo se sentía tan fuerte...

Tan peligroso.

—¿Entonces? ¿Qué te pasa?

¿Cómo podría preguntarle eso?

Algo le decía que la respuesta tal vez no le gustara. No quería salir lastimado, no si se trataba de Jongho. No sabía qué se haría si alguna vez descubría que Jongho lo estaba engañando, que le estaba mintiendo. Esas hipótesis simplemente le resultaban demasiado dolorosas como para imaginárselas siquiera.

—Jongho, tú...

—¡Jongho! —Wooyoung se asomó por la puerta de la habitación, sonrojándose enseguida al notar la posición en la que estaban los dos—. Perdón, es… ya preparé el desayuno. No te tardes mucho, por favor —se retiró tan abruptamente como había aparecido, y cuando Jongho se fijó, ya las manos de Yunho no sujetaban su cintura, sól6o yacían inertes sobre sus muslos.

—Se te va a hacer tarde —concluyó, sin decir lo que realmente quería decir.

—¿Qué querías decirme?

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora