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—Pareces haber tenido un día complicado, zorro —Vernon se acomodó el cinturón antes de poner en marcha la camioneta. Wooyoung estaba ya sentado en el asiento trasero, su cinturón también puesto y los brazos cruzados sobre su pecho.

—Más o menos —contestó. No tenía deseos de discutir de nuevo con él.

—¿Algo que deba informar? ¿Te están haciendo bullying en el trabajo o algo?

—¿Desde cuándo eso es asunto tuyo?

—No lo decía por mí. Si algo así estuviera sucediendo, probablemente a San le gustaría saberlo.

—Pues no, no me están haciendo bullying. Y si él necesita saber cómo me va, pues no es como si no tuviera mi número —el tono de Wooyoung daba a entender claramente que había cierta inconformidad en él.

—Bueno, lo tendré en cuenta.

El zorro chasqueó la lengua y giró su rostro para mirar por la ventana. Seguía encajando rítmicamente sus uñas contra la piel de sus brazos, en una búsqueda inconsciente por calmar lo que su cuerpo sentía. Necesitaba a su alfa, demasiado, pero el muy imbécil seguía sin dar señales de vida. ¿Acaso realmente estaría esperando a que él le llamara? Porque si había algo que Wooyoung recordaba claramente era su rostro inexpresivo mientras le decía: "Vete, ya te contactaré".

—Y San... —comenzó a hablar, notando como Vernon lo miraba por el retrovisor—, ¿no ha dicho nada? Quiero decir... ¿no te ha mandado a hacer nada con respecto a mí o algo?

—No —el beta se encogió de hombros—. Ni siquiera lo he visto en todo el día. No estuvo en la oficina.

Wooyoung no respondió y volvió a mirar por la ventana.

—No necesitas saber más de lo necesario, zorro —Vernon volvió a hablar después de unos segundos—. Si San no te ha llamado es por algo. Las cosas no están como para que andes dando vueltas alrededor de él. Te está protegiendo, a ti y a su manada. Lo mejor que puedes hacer es esperar ahí, tranquilo.

El omega cruzó sus piernas y siguió mirando hacia afuera. Cualquiera diría que lo estaba ignorando, pero Vernon sabía que lo había escuchado, y por la forma en la que sus dedos se aflojaron y dejaron de tironear sobre la tela de su camisa, supo también que lo había entendido.

El resto del viaje trascurrió en silencio hasta que llegaron a la casa y Wooyoung se bajó del auto. Esta vez, Vernon no se tomó la molestia de abrir la puerta por él ni de bajarse, ya se había dado cuenta de que Wooyoung prefería hacer esas cosas por sí mismo. El omega se acercó a la verja, dispuesto a entrar a la casa, pero algo lo hizo detenerse y volver sobre sus pasos.

—Hey... —llamó al Chwe a través del cristal de la ventana. Esperó a que éste bajara y se asomó—. Dile que me gustó el regalo.

Vernon frunció el ceño y encendió la camioneta.

—No sean tan imbéciles. Díselo tú.

Wooyoung observó como el beta aceleraba y se alejaba. A pesar de todo, sabía que Vernon le haría el favor.

Por muy mal que le cayera.

Al entrar a la casa, lo recibió el olor de la comida. Ese día había regresado un poco más tarde de lo normal. Le habían dejado una montaña salvaje de trabajo en su escritorio ahora que se encargaría de la nueva campaña y no había tenido tiempo de revisarlo todo. De hecho, en su bolso traía algunos papeles y la información que tenían recopilada hasta ahora.

Yunho estaba en la cocina, como era usual a esa hora. Lo extraño era que Jongho no anduviera revoloteando alrededor de él. El humano estaba allí solo, concentrado en sofreír unos vegetales, parado descalzo frente a la estufa.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora