76

351 61 29
                                    

Las manos de Yunho temblaron un poco cuando puso la moneda sobre las palmas de Jongho. En su voz, susurrante y algo temblorosa, podían notarse el nerviosismo y la expectación mezclándose juntos, como si lo que estuviera haciendo fuera lanzarse desde el borde de un acantilado.

—¿Quisieras ser mi novio?

Cuatro palabras.

Cuatro palabras que realmente encerraban todo lo que deseaba. Todo lo que necesitaba. Porque necesitaba a Jongho siendo suyo. Más que físico, más que emocional, necesitaba confirmarlo de todas las formas posibles, era una necesidad que lo acosaba desde hace un tiempo indeterminado, tal vez desde que se dio cuenta que todo lo que tenía que ver con Jongho le interesaba, de una forma insana y alocada, sin explicaciones posibles.

Yunho sentía que Jongho tenía que ser suyo. Y ya estaba cansado de decirse a sí mismo que eso era egoísta de su parte, posesivo y retrógrado. Estaba cansado de decírselo porque realmente no se escuchaba ninguna de las veces que lo hacía.

Le era necesario.

Punto.

Y si Jongho lo rechazaba… todavía envuelto en esas razones que no entendía, sólo le quedaría insistir.

Y lo haría.

Oh, sí.

Insistiría como nunca. Su orgullo era poco importante cuando se trataba de aquel chico, ahora pelirrojo, que lo miraba de vuelta con sus ojos muy abiertos, como si no entendiera aún.

Pero Jongho sí entendía.

Más de lo que Yunho pensaba.

Y ahora mismo su cabeza se había quedado en blanco. Sólo un zumbido de pánico resonando en su mente.

Pánico.

Cada vez que Yunho trataba de avanzar un paso más en su relación surgía inevitablemente esa sensación.

Pánico.

Pánico a que Yunho se enterara de la verdad. A que una mayor cercanía lo arruinara todo. A que su avaricia de querer más lo llevara a romper inevitablemente el corazón de su alfa… un corazón que ya cargaba con unas cuantas cicatrices.

—Hyung, yo… —apretó la moneda entre sus manos. No podía decirle que sí. Ya eso sería cruzar del todo una línea que, de por sí, ya era lo suficientemente borrosa—. Creo que…

—Te necesito, Jongho. No me importa cómo suene lo que estoy diciendo —Yunho dejó ir sus manos y sujetó suavemente sus mejillas, mirándolo a los ojos, la seguridad yendo en aumento con cada palabra que decía—, sólo a ti. Eres lo único que necesito.

Tenía que decir que no.

Tenía que hacerlo.

Los pulgares de Yunho acariciaron cuidadosamente su rostro. Su olor picándole un poco en la nariz, denotando su necesidad. La necesidad de su cuerpo.

—Yunho… yo…

—Quiero que seas mío.

"Mío".

Suyo.

Su alfa le había dicho que quería que fuera suyo.

Antes de que su mente pudiera reponerse de la impresión, ya sus labios se estaban moviendo. Sintió como si algo se soltara dentro de él y su olor a canela se disparaba sin que pudiera controlarlo. Todo su cuerpo reaccionó a Yunho. A su alfa.

—Sí… ¡Sí!

Yunho lo miró, estupefacto. Una sonrisa empezó a dibujarse en su rostro, imposible de detener. Soltó el rostro de Jongho y lo rodeó por los hombros, apretándolo en un fuerte abrazo. El menor pudo sentir la felicidad emanando desde el cuerpo de Yunho. Se sentía correcto. Su alfa abrazándolo, finalmente teniéndolo un poco más cerca. Al principio se dejó abrazar sin entender del todo lo que acababa de hacer, lo que había dicho, lo que había hecho. Sin embargo, no pudo resistirlo más. Sus brazos correspondieron el abrazo, rodeando cariñosamente la espalda de Yunho, apretándolo de vuelta.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora