46

814 98 67
                                    

«Hoy seré tu paraíso

La voz ronca de Jongho susurrando eso contra su oído hizo que una deliciosa corriente se deslizara por su cuerpo, recorriéndolo entero hasta terminar en su dura erección, haciéndolo sisear de placer.

Sintió como Jongho hurgaba en sus pantalones hasta sacar el cinturón. Por un momento lo invadió la curiosidad, pero cuando agarró sus muñecas y las unió por encima de su cabeza, se dio cuenta exactamente de lo que estaba pasando.

No le pareció tan mala idea.

Jongho lo miraba con una expresión intensa mientras ataba sus manos a la cabecera de la cama. Yunho dejó que lo hiciera. Extrañamente confiaba ciegamente en él. Creía en él. Y sabía que lo que fuera que le hiciera, sólo podía ser dolorosamente placentero.

El menor preferiría no hacer eso. Si había algo que deseaba, era tener las manos de su alfa por todo su cuerpo, dándole rienda suelta a su deseo, marcándolo por todas partes. Si no podía tener las huellas de sus dientes en el cuello, al menos le gustaría tener las de sus manos en su piel.

Pero no podía hacer eso.

No podía dejar que Yunho lo tocara tan libremente.

Lo que no había sucedido la vez anterior, podría suceder esta vez. Yunho no era estúpido, no sería engañado dos veces.

Así que ató sus manos y se permitió disfrutar de la extraña sensación de tener el control sobre su alfa. Se regodeó en la mirada lánguida y sumisa mientras lo hacía. Lo amarró fuertemente para después ir dejando besos por sus brazos, recorriendo todo el camino hasta llegar a su rostro y volver a castigar sus labios con un beso salvaje. Yunho gimió contra su boca y se removió debajo de él, restregando su erección contra su trasero desnudo.

—Sólo relájate... —le volvió a susurrar y se estiró para alcanzar uno de los protectores para los ojos que Yunho tenía en su mesa auxiliar. El humano sonrió y relajó su cabeza.

—¿Tampoco me vas a dejar verte?

Jongho le cubrió los ojos con cuidado, sonriendo al ver como Yunho le dejaba hacer cuanto quisiera.

—Sólo concéntrate en sentirte bien —le volvió a susurrar. Yunho se removió un poco, acomodándose lo mejor que podía. Entonces Jongho se permitió relajarse por completo y dejó que sus orejas y su cola se mostraran.

Enseguida todo su cuerpo se alivió y la excitación se intensificó casi el doble. Su parte animal estaba a punto de volverse loca con la nueva libertad. Tenía a Yunho completamente para él, a su merced. El omega dentro de él no podía dar crédito a la realidad.

Se inclinó para oler directamente del cuello de Yunho, notó como se estremecía con su suave tacto. El cuello de Yunho estaba justo ahí, a su alcance, oliendo tan bien...

Comenzó a besar esa zona, haciendo que Yunho suspirara de puro placer. Podía sentir el calor de su piel, incitándolo a clavar sus dientes ahí, a hacer al humano suyo. Se preguntó por enésima vez si realmente se podría.

¿Realmente se podría?

Le dio una suave mordida y sintió que cada uno de los vellos de su cuerpo se erizaba.

—Sí... —gimió quedamente el mayor, ladeado su cabeza para que Jongho tuviera mejor acceso a su cuello.

Pero no.

Agarró sus cabellos con brusquedad y lo obligó a enderezar su cabeza para así besarlo de nuevo, recorriendo su torso con su mano libre, acariciando la piel con ansiedad. De sus labios bajó a su pecho y se entretuvo en sus pezones, dándole suaves lamidas y delicadas mordidas que lo hacían sisear.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora