28

748 98 66
                                    

Cuando Yunho tenía algo rondando su mente, se volvía más que obvio. Usualmente se ponía a hacer cualquier cosa con la intención de distraerse, pero sólo conseguía terminar trabajando más de la cuenta con la cabeza en cualquier lugar menos en lo que estaba haciendo.

Por eso, para cuando dieron las diez de la mañana, ya había limpiado el piso de toda la casa, había quitado el polvo, lavado su ropa y la de Wooyoung también, de paso. Había aspirado las alfombras, había clasificado toda la basura y había preparado el almuerzo. La razón por la cual Yunho estaba tan... ocupado, no era otra que Jongho.

Lo que había pasado la noche anterior aún seguía repitiéndose en su mente como un eco irritante. Las palabras de Hongjoong: "Cada cosa que le haces lo lastima. Cada mirada, cada palabra, cada caricia. Sólo lo estas rompiendo más y más." Mientras más pensaba, menos sentido le encontraba. Él no quería lastimar al menor, para nada. Si Jongho no le importara, fueran muy distintas las cosas que hubieran pasado. Era verdad que se había ido un poco fuera de borda, que le costaba trabajo mantenerse bajo control cuando estaba cerca de él, pero no tenía mala intenciones. De hecho, ni siquiera quería realmente pelear con Hongjoong o algo así, sólo se sentía celoso. Celoso e irritado. Cuando lo veía, simplemente le molestaba. Pero él no era ese tipo de persona, él no era violento o irracional.

Sí, eso.

Él nunca lastimaría a Jongho, y se lo tenía que demostrar, tanto a él como a Hongjoong. Además, el Choi era un adulto, capaz de tomar sus propias decisiones. Si lograra hacer que admitiera que también se sentía atraído hacia él de alguna manera, entonces tal vez... tal vez...

Lo único que Yunho no quería imaginarse era un desenlace en el cual Jongho no terminaba a su lado.

Cuando apagó lo que tenía en el fuego y se puso a fregar lo que había utilizado para cocinar, su vista se desvió distraídamente hacia el reloj de la cocina. Ya eran las diez y cinco minutos. Recordó vagamente lo que había oído por la mañana. Al parecer el pelinegro también estaba con la gripe rara con la que había estado Yeosang. No se había atrevido a entrar a su cuarto debido a que no sabría cómo hablar con él, o cómo tratarlo, además, no estaba seguro de si Jongho querría verlo después de haberle mostrado una actitud tan patética como la que había mostrado mientras discutía con Hongjoong.

Le preocupaba, claro que le preocupaba, pero al que habían dejado a cargo de Jongho había sido a Wooyoung, no a él. Si quería hacer las cosas bien, debía ser respetuoso y no imponerse a sí mismo.

Sin embargo, justo mientras esa serie de pensamientos serios y responsables desfilaban por su mente, Wooyoung bajó las escaleras como una exhalación, su rostro enrojecido y el cabello algo despeinado. Aun se estaba poniendo una camiseta, fue hasta la puerta, se tiró un abrigo encima, se puso los zapatos y salió. Sin decir nada, sin hacer nada, sólo salió.

Yunho se asomó por la ventana y lo vió enfilar con paso rápido hasta la calle donde en menos de treinta segundos ya había parado un taxi y había desaparecido de su campo visual.

Definitivamente había algo raro pasando con el Jung.

Yunho volvió a su labor y terminó de fregar con calma. Lo puso todo en su lugar y limpió la meseta, guardó los ingredientes y dió por concluida su labor.

Entonces fue que cayó en cuenta.

Si Wooyoung se había ido, entonces no había nadie para darle su medicina a Jongho.

Yunho chasqueó la lengua y se pasó una mano por el cabello.

No había otra solución.

Tenía que subir él mismo.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora