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El aire frío de la tarde golpeó el rostro de Mingi justo en el instante en que salió de la cómoda calefacción del café. Llevaba debajo de su brazo el sobre con los papeles para Wooyoung y en su mente la incómoda sensación de que le habían hecho eso que él tan bien sabía hacer.

Sentía como si lo hubieran manipulado, pero a la vez no.

Ladeó su cabeza, aún un poco confundido y sobrecogido. De alguna manera, ahora formaba parte de la mafia de híbridos.

Loco, ¿huh?

Tanteó es sus bolsillos hasta que encontró sus cigarrillos y su encendedor. Se dio cuenta de que, de alguna curiosa forma, había estado más de veinticuatro horas sin fumar. Algo raro en él.

Encendió el cigarrillo y aspiró profundamente. Le extrañó que la sensación del humo recorriendo sus pulmones no fuera tan satisfactoria como antes. Al parecer, había otras adicciones circulando por su sistema.

—No deberías hacer eso —una mano le arrebató el cigarrillo y lo tiró al piso. Se giró para ver de quien se trataba, reconociendo al chico más hermoso de lo necesario que había estado hacía un rato en la oficina de San.

¿Cómo podía un chico como aquel formar parte del crimen organizado?

—Deja de mirarme como si fuera un bicho raro. Si vas a andar cerca de híbridos, deberías quitarte ese asqueroso hábito —pisó el cigarrillo con más saña de la necesaria—. Es insoportable para nuestro olfato.

—Y tú eres... —Mingi guardó sus cigarrillos y le dedicó una mirada irritada al híbrido junto a él, quien le devolvió la mirada con igualdad de condiciones.

—Yoon Jeonghan —contestó—. Y como supongo que no te das cuenta de esas cosas porque eres un humano con un nulo sentido del olfato, te lo adelanto. Soy omega, híbrido de conejo, y no, no soy una cosita tierna y apapachable, así que no te vayas a pasar de gracioso conmigo.

Mingi estiró sus labios en lo que casi sería una sonrisa. Ese omega era un poco gracioso. Ese tipo de amenazas perdían cualquier efecto con una cara como esa.

—De acuerdo —concluyó—. ¿Necesitas algo más?

—Sólo quería aclarar eso, ya que vamos a trabajar juntos a partir de ahora.

—No creo que vayamos a trabajar mucho juntos. Mi línea de trabajo se debe alejar bastante de la tuya.

—No te pienses —Jeonghan cruzó los brazos sobre su pecho mientras se abrazaba a sí mismo en búsqueda de un poco de calor—. No somos tantos, nos vamos a ver seguido. Y más ahora que probablemente seas el centro de atención.

—¿Por qué? —Mingi tomó el sobre entre sus manos y se acomodó el cuello del suéter, le dolía un poco el roce de la tela sobre su marca. Jeonghan alzó una ceja antes de contestar.

—No todos los días se ve a un humano que se logró enlazar con un híbrido —con un gesto que parecía ser muy familiar para él, se quitó el pelo del rostro y lo echó hacia atrás, hasta que cayó a ambos lados de su cabeza—. Me gustaría conocer a quien quiera que haya podido llevar a cabo semejante locura contigo.

Mingi soltó una sonrisa cínica.
Lo que menos quería era mezclar a Yeosang con ese mundo. Por un momento pensó en lo que acababa de hacer. Mientras San lo miraba con todo el aplomo del mundo, le había parecido una idea buena, pero ahora, todo indicaba que iba a tener que esconderle más cosas a Yeosang. A su risa le siguió un suave suspiro.

—Déjame preguntarte algo —se dirigió al omega junto a él pero su vista permanecía fija en el edificio que había del otro lado de la acera.

—¿Qué quieres saber?

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora