58

658 86 46
                                    

—Tienes que estar bromeando.

Wooyoung no podía creer lo que sus ojos veían. No había sido suficiente con que varios de sus compañeros de trabajo se metieran con él por el pequeño espectáculo que había hecho la tarde anterior y porque, además, lo habían traído en una camioneta negra con cristales polarizados. No, al parecer no había sido suficiente. Porque ahora allí estaba de nuevo esa camioneta, justo frente al edificio donde estaba el atelier, no conducida por Mingi esta vez, sino por aquel tipo de por la mañana, Vernon.

—Estás loco si crees que me voy a montar ahí —dijo con desdén y se dispuso a caminar rumbo a su casa.

—Señor Jung, por favor, súbase al auto —le pidió Vernon, con cara de poca paciencia y menos amigos.

—¿Conque ahora soy "Señor Jung"? Vaya, como pasa el tiempo... —resopló con ironía, a lo que Vernon insistió, abriendo la puerta de atrás—. Ya te he dicho que no —Wooyoung se detuvo en medio de la acera y puso los brazos en jarra—. Ya he tenido suficientes paseos en camioneta por hoy, gracias.

—Tengo órdenes de llevarlo a su casa, cueste lo que cueste.

—¿Qué? ¿San te mandó?

—Sí, lo hizo.

—Pues buena suerte lidiando con él cuando vea que lo desobedeciste —reinició su camino, decidido.

—¿Vas a desobedecer tan abiertamente a tu alfa, zorro? —espetó Vernon, ya completamente fuera de quicio, consiguiendo que Wooyoung volviera rápidamente sobre sus pasos y mirara nerviosamente de un lado a otro.

—¿Te volviste loco? ¡No digas eso aquí en medio de la calle! Alguien te puede oír...

—Entonces súbete en el puto auto y deja de hacerme la vida un yogurt.

—No voy a ninguna parte.

—Sólo voy a llevarte a casa. No te voy a secuestrar de nuevo. San me pidió que no te dejara ir solo.

—Puedo caminar perfectamente.

—Lo sé, y él también lo sabe, pero ya sabes cómo son las cosas...

Wooyoung frunció el ceño y miró nuevamente de un lado a otro, notando como, dentro de la tienda, ya las miradas curiosas de algunos de sus compañeros estaban dirigidas hacia afuera.

—Vale. Pero nada de estarme llevando a lugares extraños —señaló con un índice hacia el rostro del Chwe.

—Sí, ya... sólo súbete. No tengo todo el día para lidiar contigo.

Wooyoung finalmente obedeció, montándose en el asiento trasero con una mueca de disgusto. Sintió como Vernon cerró la puerta para él y rodeó el vehículo para subirse al asiento del conductor.

—¿Y bien? ¿Tú qué vendrías siendo? ¿El chófer? ¿El chico de los recados? —intentó provocar a Vernon, su mal humor a veces le daba por ponerse mezquino.

—Soy el beta de la manada de tu alfa, así que mejor mides tus palabras, pedazo de cánido atrofiado.

Wooyoung arrugó sus labios.

—Eres un encanto, por lo que veo.

—Lo soy mientras no haya ciertos omegas irritantes que me saquen de quicio.

—¿Tienes algún problema con eso?

—Puede que lo tenga pero, por supuesto, no es de tu incumbencia.

—Dímelo claramente. ¿Hay algún problema con que yo sea el omega de "tu alfa"?

Vernon lo miró por el retrovisor mientras maniobraba para poner el auto en circulación.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora