56

964 89 44
                                    

Jongho iba a pensar en algo significativo para decir, pero no pudo.

No cuando vio a Yunho apoyar su frente contra la puerta y dejarse caer hasta el suelo de aquella forma. Algo dentro de él, más fuerte que su propia voluntad, lo hizo ir a abrazar a su alfa. Algo que ya conocía muy bien, pero que no dejaba de sorprenderlo.

La verdad era que su mente aún era un desastre. Las palabras de Changkyun todavía seguían dando desagradables vueltas en su cabeza y la forma en la que Yunho se había referido a él tampoco lo ayudaba a ganar lucidez.

Pero simplemente no pudo resistirse al verlo tan abatido. Su pecho se exprimió con la angustia que rápidamente sintió provenir del humano. Lo tuvo que rodear con sus brazos y transmitirle, como fuera posible, algo de bienestar.

Había llamado su nombre, pero Yunho no le contestaba, sólo respiraba fuertemente, haciendo que pudiera sentir cómo sus costillas se movían con cada una de sus profundas inspiraciones.

—Hyung, dime algo —se acercó más a él, su olor intenso y desordenado manando justo desde su nuca. Podía sentirlo. En la parte de atrás de su cuello, la piel del Jeong era un poco más pálida, el olor a limones deliciosamente atrayente. Eso hacía tantas cosas en él, tantas... sus dientes le escocían dentro de la boca.

—Jongho... —la voz del humano sonó rota, dolida. ¿Realmente era tan malo que él supiera esa verdad? ¿Esa que indudablemente tenía mucho que ver con la razón por la cual no toleraba a los híbridos—. Perdón. Sólo... perdón.

—¿Por qué? —sí, ¿por qué era tan malo?

—Por esto, siempre es lo mismo con Changkyun, siempre haciéndote pasar malos ratos y ver lados feos de mí. Perdón por eso.

Jongho no pensaba que ninguno de esos lados fuera feo. Nada en Yunho era feo. Absolutamente nada. Él sabía que podía aceptarlo todo. Lo que fuera. Pero Yunho parecía tan fuertemente aferrado a la idea de que había algo mal, algo que él no debería saber...

Y Jongho no dejaba de pensar en que probablemente él mismo fuera aquello que Yunho tanto odiaba.

Y lo sintió lejos y a la vez cerca. Se sintió su salvador y su victimario. Pero ya se había prometido a sí mismo que lo iba a disfrutar mientras durara, mientras su cuerpo pudiera resistir aquel secreto. Aun si sabía que Yunho lo odiaría, aun así, lo amaría.

—No me molesta, me gusta ver esos lados de ti. Me gusta conocerte mejor, ya sea tus lados lindos o tus lados feos.

Las palabras que Yunho pronunció después, diciéndole de alguna torpe forma lo que sentía, expresándole su miedo a perderlo, le hizo un poco más de daño. Le asustó la manera en la que el humano había aclarado sus sentimientos. Tal vez sería más fácil si Yunho sólo lo viera como algo casual, como sólo sexo con algo de cariño, sin amor, sin necesidad de racionalizar en su mente aquello que sus cuerpos estaban sintiendo.

No podía dejar que su alfa se hundiera más allá de lo que ya estaba. No había necesidad de ponerle un nombre a algo que no tenía futuro.

—Entonces...

—Nada, sólo eso... —sí, había que mantenerlo simple, disfrutar por el momento y asegurarse de que las heridas del corazón de su alfa fueran lo menos profundas posibles.

Aun si las suyas amenazaban con partirlo por la mitad.

Pudo ver cómo Yunho apretaba sus labios y sus pupilas parecían temblar. Sabía que probablemente esperaba algo más, algo distinto, algo que fuera por encima de todas las cosas, normal. Se habían dicho mutuamente que se amaban. Entre humanos algo así conllevaba a un paso que lógicamente ellos no podían tomar.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora