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Las gotas de lluvia caían indudablemente fuerte, los truenos y los relámpagos iluminaban toda la biblioteca oscura, polvorienta donde yo estaba.

Me había obsesionado tanto con el hallazgo de un pequeño párrafo de un libro al que había encontrado entre tanto polvo.

Mamá había dicho muchas veces "No entres en esa biblioteca antigua, tiene cosas que jamás entenderías y te volverás adicta a sus raras historias".

Pero no pude ser fuerte, la abuela siempre había dicho que las princesas tienen que leer, tienen que entender muchas cosas y yo, tomando su consejo me adentré en ese raro mundo.

Cuando por fin pude encontrar de nuevo, aquel libro entre los miles tirados que había lo tomé como si el salvaría mi alma, miré su portada casi invisible por todo el polvo pegado a él.

Afuera tenía un extraño nombre, uno que no entendía pero que de alguna y extraña manera me llamaba, lo llevé conmigo hasta la mesa rustica en todo el centro y abrí, una por una sus páginas.

Extraños textos antiguos, escritos a mano y algunos escritos a máquinas, extrañas ilustraciones que jamás había visto en toda mi vida, sin duda era algo nuevo para mí.

Siempre había leído de pequeñas Hadas, Duendes, pueblos lejanos y sobre la primer y segunda guerra mundial, siempre las mismas historias a las que mamá me obligaba.

Pero ese libro, contenía algo muy diferente, cuando lo tomaba en mi mano sentía que el me llamaba, que me pedía a gritos y no entendía porqué.

Saqué el teléfono de mi bolsillo, busqué aquella aplicación que había descargado y escribí todo lo que podía en el tratando de traducir aquel idioma que jamás había visto.

Yo había estudiado idiomas, conocía la mitad de los idiomas del mundo pero ese, era raro muy extraño y con unas raras letras que jamás había mirado.

-Profecía de un príncipe solitario -un trueno calló haciéndome estremecer -aquella bestia de hermoso rostro y oscura alma fue encerrado por la raza humana, destinado a la muerte.

Otro trueno, otro particular estruendo hizo que mi pálido cuerpo se iluminara por el relámpago que se coló por la pequeña ventana.

-Un Príncipe malo, perverso y ágil para el encanto y delicado para la muerte, fue aprisionado en la torre más oscura de todo Taoz.

¿Taoz?.

Jamás había escuchado ese nombre.

Tomé las páginas con más fuerza y seguí mirando, leyendo y observando cada extraño dibujo que poco a poco se iba manifestando entre las páginas manchadas y antiguas.

Y ahí estaba, un escrito oscuro. Alguien alguna vez lo había escrito en una tinta extrañamente negra, en todo el centro de una página con algo de desesperación.

Pasé mi mano por ella, alumbre y leí, no era árabe, no era Arameo, pero si era una lengua antigua que los indios persas creían que así se comunican con los Dioses, una lengua olvidado entre los siglos a los que ellos la llamaban Lengua colosal.

Muy pocos las hablaban y las escribían porque según ellos, era tan poderosa que podría convertirte en piedra si la pronunciabas mal.

Leí una vez en mi mente provocando que mi cuerpo se erizara por completo y luego, una vez más, en voz alta.

La lluvia, el frío que se coló por la ventana vieja de la biblioteca, el sonido de los truenos casi encima de mí y yo, una curiosa chica de cabello rubio como el sol y ojos de un extraño color blanco leyó en voz alta aquellas palabras.

Profecías De Príncipes Solitarios: Origines Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora