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—¿Dónde estaban? —Merlina mira a los recién llegados con cierta urgencia de respuesta.

—Hemos estado en el Seól preparando todo para ustedes —responde Zeón que tiene en sus manos una espada dorada —¿Todo está bien?

—No. No lo está —responde Asroth con sus ojos puestos en mis manos. Sé que se está conteniendo para no asustarme. Lo noto en la forma que respira y en la que sus morados ojos recorren mi cuerpo —¿Qué pasó?

Miro a Merlina y luego a Asroth. ¿Debería decirle? Sé que lo mas probable es que se desate una guerra entre los Parafin y él y no puedo tomarme ese privilegio, no ahora.

—Desperté así —miro mis manos —no entiendo que pasa.

Merlina hace un gesto de sorpresa y luego trata de disimular. Mira al suelo en silencio pero Zeón le susurra algo —estaré bien. Iremos al Seól y todo lo que hemos pensado se hará realidad ¿Cierto?

Asroth se arrodilla ante mi tomando mis manos con las suyas y dándome un beso en las palmas mientras me mira a los ojos. Tiene un ligero cambio en su mirada, como si realmente le asustara, como si estuviera meditando en tantas cosas y me duele, me duele ver el estado en el que está. Como si estuviera pensando en las cosas que puede pasar o tal vez dándose cuenta a si mismo que ya la profecía se cumplirá tan pronto como se pueda.

—Iremos al Seól —responde Asroth dándome un beso más —y haré lo posible para que esta asquerosa maldición se rompa.

Mis nervios empiezan a crecer. Siento como mi corazón se quiere salir del pecho y todo ese miedo que  he estado tratando de esconder sale a flote. Mis manos tiemblan un poco y mi respiración se entrecorta. Todo ese miedo que no había sentido empieza a colapsar.

Quiero decirle a Asroth lo que siento pero de verdad que tengo miedo. No quiero decir lo que siento porque no quiero sabotear mi vida, no quiero sabotear nuestro alrededor con mis miedos. Y mientras me convenzo a mi misma Asroth toma mi rostro entre sus manos y deposita un delicado beso en mis labios —no tengas miedo mujer, estamos todos aquí para hacer lo necesario y hacer que todo acabe.

Mis fortalezas aumentan un poco con sus palabras. La forma en la que lo dice, la manera en que me mira con todo ese amor, con todo gusto, con sus ojos puestos en mi rostro. De verdad que es todo lo perfecto que existe. Jamás había encontrado alguien tan perfecto como él, en todos los sentidos de la palabra, de todas las maneras posibles y no solo porque es un príncipe, un Dios o porque es alguien que a vivido millones de años. Es porque realmente es lindo, es amable y bueno.

Lo admiro realmente. —¿Quieren tomar su tiempo de cambiarse de vestuario?

Merlina y yo asentimos en respuesta. Y mientras me pongo de pies caminamos hasta perdernos en el pasillo oscuro. —¿Te sientes bien? —me mira de arriba abajo con incertidumbre.

—Creo que si. Solo tengo miedo —al decir lo último llevo mi mano al pecho —no quiero que esto termine mal y no sé si estoy preparada para enfrentar a las cosas que tenemos que ver para que esto termine.

—Eres tan fuerte —abre la puerta de mi habitación —yo entiendo que tengas miedo, que tal vez por lo que está pasando o por lo que hiciste hace unas horas  tengas miedo. Pero estaremos bien, yo estaré ahí ¿Bien? Y no solo yo, Zeón tambien. Son Dioses y ellos están para protegerte.

Tiene razón —la maldición está despertando tan pronto que no he tenido tiempo de pensar en todo. Hace solo unos meses era una persona normal y luego todo me da vueltas. No soy una chica común de ojos blancos, soy una Diosa en un recipiente mortal, soy una chica que es la debilidad del malvado príncipe, soy el arma de un hombre o puedo ser la destrucción de un mundo completo. ¿Qué se supone que debo hacer Merlina? Soy tantas cosas, soy definidas de tantas formas pero no encuentro el camino de mi misma.

Profecías De Príncipes Solitarios: Origines Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora