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Narrador omnisciente:









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Se abrieron paso entre todo lo que había y aunque podían caminar libremente tomaron el atajo entre los enormes objetos hasta abrir las puertas y por fin pasar por ellas y ver una calle de piedra bien pulida seguida por un enorme jardín verde que llevaba hasta las enormes puertas del castillos. Sin duda el rey Amitaí tenía que ser un hombre rico en todos los aspectos. Después de todo lo que más le gustaba aquel hombre era la riqueza que el pueblo por ser un pueblo de todo tipo de raza le llegaban todo tipo de ofrendas y algunas eran tan valiosas que el pueblo podría vivir solo de ellas por unos buenos años.

Cuando pasaron por unos cuantos pasadizos hasta que por fin estaban dentro se escondieron detrás de unos pequeños muros viendo aún que la magia de Zeón no había acabado. Merlina se tomó el tiempo suficiente para cerrar los ojos y buscar el aura de sus hermanos pero extrañamente encontró solo una en lo alto del castillo tal vez en una habitación o en un pasillo por lo que sin decir una sola palabra jaló del brazo al rubio para empezar a subir las escaleras.

El castillo por dentro era grande y colorido, con tapices extraños y sonidos suaves con un grato pero abrumador olor a inciensos, tenía las paredes cubiertas por hojas silvestres que le daban un aire tan extraño al lugar, como si estuvieran en un castillo en medio de la selva pero sin duda aquello le daba un toque hermoso. Cuando pisaron el último escalón rumbo al segundo piso un ruido extraño sonaba seguido por pasos que se acercaban así que tuvieron que tomar la iniciativa de encerrarse en una de las habitaciones que estaban a mano.

—¿Por que no me dijiste que ya habías quitado la magia? —se quejó Merlina viendo que la habitación era una de estudio donde habían libros abiertos y unas cuantas mesas. Nada interesante.

—¿Por que todo lo que hago esta mal para ti? Ni siquiera puedes ser lo suficiente agradecida para decir "gracias porque sin ti no hubiese hecho ese recorrido tan rápido" —el rubio rodó los ojos con cierto fastidio que a Merlina le molestó pero se dió cuenta que tal vez era cierto lo que decía —aveces eres peor que yo.

—¿Disculpa? —hizo un gesto de malestar y optó por solo llevar sus manos a la cintura dando a entender que estaba molesta por el comentario —ni siquiera haces cosas realmente interesantes y de la nada solo detienes el tiempo ¿Y eso es suficiente para ti? Justo como siempre lo he dicho, no sabes lo que es esfuerzo.

—Por un segundo de mi vida creí que tenías modales ¿Lo sabías? Siempre me apuntas a mi con tus deditos de dama en apuros diciendo que yo soy, soy y soy ¿Pero sabes una cosa, Merlina? No pareces tan diferente a las cosas que juzgas —Zeón por primera vez en todo el tiempo que había permanecido con ella no había hablando jamás así y mucho menos se había tomado el grato atrevimiento de decirle aquello en su propia cara.

Era cierto que tal vez no era precisamente el momento para hablar de lo que más les molestaba pero ya Zeón estaba cargado de muchas cosas en los hombros con respecto a Merlina tanto porque Nhamiel siempre estaba con ella y eso (celoso o no) le daba un toque de amargura a su alma y lo siguiente era que aveces Merlina (con intensión o no) lograba ser tan cruel a tal punto que se volvía en un tono insensible.

¿Por qué tenía que ser un pecado no conocer los sentimientos profundos? Era cierto que el no conocía mucho de los aspectos humanos ni los sentimientos complejos con que vivían diariamente pero, apuntar de esa forma tan cruel a alguien como si fuera mejor o como si su sentir fuera aún más valiosa no era bueno ni mucho menos digno. Para él Merlina no era precisamente una muestra de los sentimientos buenos o malos ya que estaba en busca de una cura a ún corazón entristecido desde hace mucho tiempo.

—No tengo porqué hablar contigo sobre esto —se dió una vuelta —estamos en momentos difíciles.

—Y tu me empujas a un visible idealismo sobre mi forma de ser o de mis pensamiento y actos —la enfrentó en un noto sutil pero fuerte —no me molesta de vez en cuando que lo hagas pero ¿Qué tan cruel tienes que ser para hacerlo siempre? Teniendo en cuenta que soy un dios y tú una simple humana que respira gracias a uno como yo que te creó.

—¿Por que derrepente te pones tan furioso? ¿Por que justo en este momento? Mira lo que tenemos a nuestro alrededor —Merlina dió un giro —no tengo tiempo para los caprichos tonto de un dios que no conoce más que su linaje y poder.

—¿Sabes qué? Tal vez deberías de hacer esto sola para que entiendas y aprecies lo que la gente hace por ti y no solo te hagas la fantasía en tu cabeza que haces todo y que eres doña perfección —Zeón desaparecido dejándola completamente sola en la habitación haciendo que el enojo le quemara la cara.

Le molestó su actitud pero a él le molestaba más la suya y mientras aparecía en otra parte del pueblo sabiendo que tal vez había sido una mala desición por el momento no le importó lo suficiente y solo se colocó la capucha bien y empezó a meterse entre las personas para ver la celebración sacando de su mente a Merlina al menos por un rato aunque para ser sinceros, no podía.

La chica que sacó una pequeña daga de su costado empezó a caminar por el pasillo viendo que no había nadie y cuando subió los últimos escalones justo para encontrar una enorme puerta que estaba siendo cuidada por dos guardias se tomó el tiempo suficiente para practicar sus siguientes movimientos. "Aquí voy, ¿Qué más me queda?" "Espero que ese tonto de Zeón no aparezca?" "¿Piensa que no puedo hacer las cosas por mi misma? Se equivoca y voy a demostrarle"

—¿Disculpe? —uno de los guardias la miró —el príncipe Gadiel no está disponible para ver a ninguna dama de compañía.

—No soy una dama de compañía. Entre y dígale que su hermana vino a verlo —los hombres se vieron asombrados y sin pensarlo dos veces entraron dejándola sola en el pasillo un poco más de tiempo.

Tenía los nervios a flor de piel, sabía que lo "convenserlos y pedir ayuda" no iba hacer sencillo por lo que trató de buscar las fuerzas en toda su alma junto al valor  para poder unirlos y verse sin miedo. De otro modo si algo salía mal el idiota de Zeón se había ido y no tenía como comunicarle que fuera por el plan B por lo que se molestó tanto con ella misma como otra vez con el rubio. ¿Tenía que ser un llorón todo el tiempo? Aunque lo pensó un poco mejor, tal vez ella tenía un poco de culpa.

Las puertas se abrieron dejando ver a los dos guardias que hicieron una reverencia dejándola entrar después. La habitación era más o menos un despacho donde había grandes mesas rodeadas de frutas y verduras frescas y en toda la enorme ventana del fondo estaba Gadiel con su atuendo usual y las manos sobre la espalda. Al cruzar miradas a ninguno de los dos le dió por pensar en otra cosa que no fuera "abrazarse" ya que después de todo, ¿Cuanto tiempo habían pasado sin verse?

—¡Mi hermanita! —fue lo primero que salió de su boca para hundirla en su pecho en un calido abrazo que ella sintió en el alma —¡Cuanto te hemos extrañado!

—Lo sé, también yo —lo abrazó con más pasión. —¿Dónde está Danko?

—Con el rey, todos están fuera pero yo no tengo ánimo para eso, todo el tiempo en lo que he pensado es en ti —resumió en un gesto dulce mirando de arriba abajo para ver si le encontraba algún rasguño —tengo tantas preguntas... ¿Crees que puedes responderme algunas?

—Para eso he venido —tomaron asiento juntos en un enorme mueble con tapices —hazlas todas si quieres.

Profecías De Príncipes Solitarios: Origines Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora