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Berlín:

Nada me hará cambiar de opinión con respecto a Asroth.

Jamás había entendido lo que el amor puede hacerle a una persona. Todos hablan de la traición, el odio, el rencor y hasta el desamor pero realmente el amor te puede hacer cosas muy poderosas. Te puede hacer alguien tan vivo a lo que eras antes y aún en tiempos de guerra, el amor sigue soñando.

Estoy a kilómetros y kilómetros de lejanía de Asroth, soy consciente que quizás no lo vea en mucho tiempo pero los latidos que siento, son suyos desde el momento donde lo ví por primera vez sin dudarlo. Todo lo que estoy haciendo es en su nombre es por él y por nosotros.

Voy hacer todo lo posible para que estemos juntos, necesito estar con él y haré lo imposible para que eso pase por más que me cueste la vida o mi destino, lograré cambiar para él, por nosotros.

—Parece que aprendiste mucho hoy —Merlina se asoma por el marco de la puerta.

—¿Eso dijeron?

—Dijeron que sigues en abnegación pero... No te juzgo —sin pedir permiso pasa y cierra la puerta —creo que así somos las mujeres cuando queremos. Ciegas.

—No estoy ciega —me acomodo en el balcón de la ventana para verla —sé que es lo que sucede si lo elijo o si los elijo a ustedes. Estar ciego es no aceptar lo peor de una persona y yo lo acepto, El príncipe no es alguien bueno.

—¿Y lo quieres así? —se asombra un poco pero sonríe como si eso le pareciera lindo, casi cursi es justo como lo siento yo.

Creo que jamás le había dicho a alguien a parte de a mi misma y a él lo siento, pero sí, es así.

—Cuando el amor llega la palabra incondicional toma mucho sentido. Estar ciega no es un término muy adecuado ¿No cree?

—Pero estar ciego es termino de aceptar todo, incluso lo malo, incluso si eso... Te daña.

Me levanto de donde estoy para caminar hasta ella con una sonrisa en mis labios, recordándome al príncipe. Su sonrisa, sus ojos, sus palabras, sus manos y todo lo que inclusive era sin mí o conmigo.

—No daña si aceptas de verdad lo que es una persona. —tomo sus dos manos —y tengo que pagarle de la misma forma, darle lo que recibo.

—¿Recibes amor?

—El más puro amor.

Me sonríe de vuelta.

Merlina es una chica muy linda y dulce, puedo ver ese toque de tranquilidad y valentía. Es una gran persona —pero no tenemos que hablar sobre el todo el tiempo. Suficiente con saber que soy una princesa tal vez maldita.

—No diga eso.

—¿No es así? Todos me miran como si fuera la esposa del diablo. —sonrío con dulzura —la verdad es que no juzgo a la que lo es, porque si ella se refugia en el amor ¿Por qué no puedo hacerlo yo?

El estruendo de una tormenta nos hace levantarnos de donde estamos, caminar hasta la ventana y ver através de ellas. Los copos de nieve son lo bastante grandes como para que no se pueda ver mucho. Afuera hay un gran viento que se mete hasta por las coyunturas de la madera.

—Creo que debería de irme para que descanse —pone una de sus manos en mi hombro —que tenga buenas noches, mañana será un gran día.

—Igual Merlina.

Como era de esperarse. No dormí en toda la noche. La voz de Asroth casi estaba en mi subconsciente, como si quisiera hablarme y en varias ocasiones me levanté por culpa de la ventisca que no dejaba de hacer golpear los árboles con la ventana.

Profecías De Príncipes Solitarios: Origines Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora