CAPÍTULO 5 - Pistantrofobia

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           Cuando Nora vio al hombre llevar la mano a su cuello, lo primero que le pasó por la cabeza fue que la estrangularía por diversión, como tantas otras veces había hecho su verdugo personal durante el último año

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           Cuando Nora vio al hombre llevar la mano a su cuello, lo primero que le pasó por la cabeza fue que la estrangularía por diversión, como tantas otras veces había hecho su verdugo personal durante el último año. Nora lo quiso empujar y pelear nuevamente, y él trató de calmarla, de detener los incesantes ataques de sus manos, pero la joven simplemente no atendía a razones.

           —¡Te digo que me sueltes! ¡Quítate de encima! ¡Suéltame Blackburn! 

Fue en ese instante que la puerta de la habitación se abrió de golpe y ambos miraron en su dirección. Garrett, esperando ser descubierto y Nora, buscando una salida; pero lo que encontraron fue a tres jóvenes elfos muy parecidos entre sí, con el cabello completamente despeinado y como acabados de levantar de sus camas.

           —¡La señorita despertó! —anunció a sus dos hermanos.

           —Por cierto, nadie vino en toda la noche —informó el segundo mirando directamente al macho.

           —Nos estuvimos turnando como nos dijo —proclamó el tercero orgulloso.

           —¿Se han caído de la cama? —preguntaron al unísono, tras una breve pausa.

Los niños parecían ignorar por completo la situación y el hecho, de que se encontraban a dos metros de la cama, en un ángulo improbable para lo que sugerían. A pesar de ello, Nora y Garrett se miraron el uno al otro, como dando por terminada la discusión. Garrett se irguió y ofreció su mano a Nora, quien la evitó, mirándolo con total desconfianza, levantándose por sí misma. Ante esta actitud, Garrett se sintió profundamente ofendido. 

«¡Y pensar que ayer mismo la deseé! Bien dicen que la mala actitud puede hacer horrendo al más hermoso ser del mundo», pensó él, refunfuñando y molesto. No por la actitud de la joven en sí, sino por el hecho de que a él le importara un comino lo que ella sintiera para con él.

Los niños entraron cerrando la puerta y clavaron una rodilla en el suelo en frente de la joven y de su príncipe, y una vez más, volvieron a hablar en el mismo orden, como usualmente hacían:

La Profecía - Saga Ents I   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora