En un mundo asediado por la discordia entre humanos y seres mágicos llamados "ents", Nora, escapa de las garras de supuestos aliados, lanzándose hacia lo desconocido, ansiosa por saborear la libertad tras un año de cautiverio. Sin embargo, lo que ig...
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Garrett seguía revolviéndose en la cama desde que había regresado. La mañana siguiente sería dura y su cabeza no dejaba de darle vueltas a lo que Nora le había dicho. No sabía cómo acercarse a ella; cómo darle su espacio, respetar su decisión y a su vez, tratar de conquistarla. Su lobo se había estado poniendo muy nervioso desde que regresó a su vida y tenía que ser más cauteloso que de costumbre. Ambos parecían estar de acuerdo en darle a la joven su espacio, pero Garrett sabía que su temperamento, influenciado por su naturaleza fari, había sido más difícil de controlar en los últimos días.
La pelirroja podía sacarlo de sus casillas y amansarlo con tan sólo algunas palabras o con su mera presencia. Garrett cerró sus ojos en un intento por atrapar el sueño que tan ventajosamente seguía escapando a sus sentidos como la chica que no abandonaba su mente.
«Si tan sólo pudiera olvidarla por unas cuantas horas... Sí, claro, ¿cómo no? Ni apostando mi vida en ello lo lograría...»
Garrett sonrió y suspiró amargamente, sabiendo que la tarea sería titánica, cuando de pronto un atisbo de esperanza cruzó su cabeza, haciendo que abriera los ojos de par en par.
Una idea. La única que tenía y a la que podría tener posibilidad de recurrir.
Era un cuchillo de doble filo. Si salía como esperaba, estaría con ella; pero si no, tendría que resignarse a aceptar que jamás estaría con Nora como él deseaba. Una idea que atormentó a su lobo y a su ser. Pero estaba dispuesto a correr el riesgo por la joven. Ella ya había tomado su decisión y él, impetuoso y competitivo como era, reaccionaría en consecuencia.
—Veamos de qué estás hecha pelirroja.
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