En un mundo asediado por la discordia entre humanos y seres mágicos llamados "ents", Nora, escapa de las garras de supuestos aliados, lanzándose hacia lo desconocido, ansiosa por saborear la libertad tras un año de cautiverio. Sin embargo, lo que ig...
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Garrett caminaba por los pasillos hecho una furia. Cuando estuvo a punto de llegar a la habitación de Varlan, alcanzó a escuchar unas gráciles y agudas risillas, justo a tiempo de que la puerta se abriera y dos ninfas salieran con lo que supuso habían sido sus vestidos de gala para la fiesta de la noche anterior. Cuando lo vieron a unos cuantos pasos de distancia, le hicieron una reverencia un tanto avergonzadas y se alejaron de puntitas entre risas y exclamaciones.
«Maldito», pensó el elfo, frustrado como estaba.
—Varlan, soy Garrett —se anunció el príncipe para asegurarse de no importunar a su amigo.
—Príncipe, pasa, pasa —lo apresuró Varlan.
—Si estabas acompañado, ¿por qué me llamaste de urgencia? —preguntó el elfo. Garrett hubiera preferido evitar saber lo que el fauno había estado haciendo, a pesar de que hubiera podido suponerlo fácilmente debido al olor a sexo que desprendía, no sólo el ent ante él y las ninfas que acababan de salir, sino también su habitación.
—Sólo lo creí más conveniente —expresó Varlan alzando sus hombros.
—¿Cómo es posible que siendo el único con vía directa a los Elementales, pases tanto tiempo con las ninfas...? ¿No deberías estar meditando o algo?
—Mi querido Garrett, ¿de qué sirve la inmortalidad, si no disfrutas de ella?
Garrett contempló a su maestro, quien estaba parado todavía dándole la espalda, mientras se servía una copa de vino. Estaba de mal humor, lo cual era de extrañar, teniendo en cuenta la compañía que acababa de salir por la puerta.
—¿Y tú por qué demonios estás de mal humor? —exigió saber el príncipe.
—Podría preguntarte lo mismo —exclamó el fauno con una de sus cejas elevadas.
—Escucha, ha sido una larga noche y necesito respuestas; estoy aquí para eso. En serio Varlan, ya no aguanto.
—Imagino por tu humor que ya ha despertado —inquirió Varlan queriendo molestarlo como era su costumbre.
