CAPÍTULO 40 - Melifluo

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           Nora no supo qué había sido, si lo que le había dicho, o la expresión de su cara; la sonrisa pecaminosa, los labios entreabiertos mostrando sus dientes inferiores y unos caninos que le resultaron sumamente seductores o esa mirada envuel...

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           Nora no supo qué había sido, si lo que le había dicho, o la expresión de su cara; la sonrisa pecaminosa, los labios entreabiertos mostrando sus dientes inferiores y unos caninos que le resultaron sumamente seductores o esa mirada envuelta en erotismo. Lo que fuera que hubiera sido, la había puesto en un estado de expectación casi insoportable.

Garrett tomó la camisa que cubría su torso y tuvo el tacto de desabotonar cada uno de los botones con suma delicadeza sin perder la mirada de Nora de vista, asegurándose de no espantarla. Al terminar, no la descubrió de inmediato. Se apartó un poco para poder observar esa línea de piel que había dejado al descubierto.

«Tan sólo unos cuantos centímetros de piel, y ya siento que me voy a correr.»

Cuando volvió a acercarse, la apretó contra su cuerpo. Quería que sintiera ese contacto, piel contra piel; que un escalofrío le recorriera la espina dorsal igual que a él mientras aprisionaba los labios de ambos en un acalorado beso. Nora extendió sus brazos y se aferró a él, metiendo su mano por el cuello de su camisa y rasguñando levemente su espalda, tratando de acercarlo más a ella. Aquello los puso como locos, tanto a él como a Oak, lo cual desencadenó que el joven jadeara sonoramente con un pequeño rugido contra su boca, encendiéndola tanto o más que la última vez.

Garrett comenzó a trazar una línea de besos descendentes hacia su mandíbula, cuello y clavícula. Debido a los anteriores movimientos, la camisa se había abierto otro poco, dejando a la vista una de las aureolas de Nora, de un tono beige con la punta enrojecida. La joven sintió sus mejillas arder e hizo ademán de taparse pero Garrett, en vez de detenerla físicamente, sólo utilizó su voz, ahora grave, sensual y algo rasposa.

           —Eres hermosa.—Sintió su respiración entrecortada y Garrett recordó las palabras que utilizó ella para provocarlo—. Déjame enseñarte qué es a lo que debes aspirar cuando estés conmigo bombón.

Nora sintió que aquel simple apodo la había humedecido más todavía, lo observó ansiosa mientras él parecía no querer perder de vista ninguna de sus reacciones y cuando al fin sacó su lengua, y ésta entró en contacto con aquella zona tan delicada en el centro de su pecho, sintió un espasmo, seguido de un hormigueo, y un temblor recorrer su cuerpo hacia su entrepierna.

La Profecía - Saga Ents I   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora