En un mundo asediado por la discordia entre humanos y seres mágicos llamados "ents", Nora, escapa de las garras de supuestos aliados, lanzándose hacia lo desconocido, ansiosa por saborear la libertad tras un año de cautiverio. Sin embargo, lo que ig...
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Llevaban varias horas caminando y a pesar del silencio inicial, los trillizos, pronto comenzaron a hacer preguntas como era propio de su edad. Era la primera vez que salían de esa zona de seguridad que conformaban los alrededores de la Corte y comenzaron a divagar sobre el aspecto de la tierra de Aire que por fin tendrían el placer de visitar en persona. Los cinco llevaban bolsas algo grandes a sus espaldas, mas no pesadas. Además de ello, Garrett había preparado un objeto especial: el escudo de roble que Tierra - Adahy - le había obsequiado. Garrett cargaba una pequeña alforja a su costado en la que llevaba la primera comida de todos. Sería un viaje largo, por lo que cargar cosas de más, sólo supondría un estorbo, así que recolectarían y cazarían su comida, y utilizaría aquello como entrenamiento durante la travesía para que sus pupilos no se malacostumbraran ni perdieran práctica.
Nora había pasado gran parte del trayecto recorrido observando el bosque a su alrededor. Las últimas veces lo había visto de noche y agradeció la magia que parecía seguir rodeando sus arbustos y árboles llenos de flores silvestres y frutos que se asomaban entre sus hojas para las criaturas herbívoras que pasearan por allí.
Conforme avanzaba el tiempo, las preguntas fueron menguando y tanto los niños como Nora comenzaron a prestar mayor atención a los ruidos que los rodeaban, pendientes de si alguna bestia salvaje los esperaría tras el siguiente árbol para atacarlos. El príncipe, en cambio, parecía sumamente relajado y seguro de sus pasos.
—¿Ya has visitado la tierra de Aire antes?
Garrett aminoró el paso al escuchar la voz de la pelirroja a su espalda y contestó con algo de nostalgia reflejada en su mirada.
—Cuando era niño, mi padre me llevó a las Tierras Lejanas; no sólo para presentarme como sucesor de la Corte de Tierra, también para presentarme a sus generales, capitanes y guardianes, ahí conocí a Xanna. En ese entonces ella era todavía la mano derecha del entonces capitán, Zark.
—¿Zark?—Garrett simplemente asintió sin percatarse del casi imperceptible aumento en la respiración de Nora mientras alejaba una absurda idea que había cruzado fugazmente su cabeza—. Espera, ¿qué edad tiene Xanna?
