En un mundo asediado por la discordia entre humanos y seres mágicos llamados "ents", Nora, escapa de las garras de supuestos aliados, lanzándose hacia lo desconocido, ansiosa por saborear la libertad tras un año de cautiverio. Sin embargo, lo que ig...
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El sol atravesaba la ventana y cortinas, anunciando un nuevo día mientras despertaba del que había sido el mejor sueño reparador en años. Garrett se sintió lleno de energía con sus sentidos todavía algo adormilados, mientras rascaba su cabellera y tomaba una enorme bocanada de aire mientras bostezaba. Su lobo pronto se desperezó también, lo cual llamó bastante su atención. «Es raro verte dormir Oak. Pareces estar de buen humor.»
Su piel pareció estremecerse un poco a modo de respuesta ante lo cual el príncipe únicamente pudo cerrar sus ojos momentáneamente y sonreír para sí, y al abrirlos, un dulce aroma llegó a sus fosas nasales. Se levantó, se puso rápidamente algo de ropa y al salir de su habitación, se topó con su madre, la reina, quien iba acompañada de dos de sus doncellas, cada una con una bandeja en las manos.
—¡Hijo! Me alegra verte de pie.
—¿Cuánto he dormido?
Garrett parecía un poco preocupado por su respuesta; recordó lo mal que se sintió en casa de los trillizos. La última vez que utilizó tanta energía junta, estuvo inconsciente por casi cuatro días.
—Veamos... ¿unas quince horas, aproximadamente?
—¿Quince horas?—Garrett no daba crédito a lo que estaba escuchando—. No es posible. ¿Dónde está Varlan?
Al escuchar el nombre del fauno, la reina Alelí pareció moverse de manera nerviosa.
—¿Por qué habría de saberlo?
—¿Has vuelto a pelear con él?
—¿Qué? No tiene nada que ver con eso. Eso a parte, debes tener hambre. Iba de camino a la habitación de Nora.
Ahora fue el príncipe quién actuó de manera inquieta.
—¿Nora está aquí?
Ante su desconcierto, la reina no quiso arruinarle la sorpresa, así que hizo un ligero movimiento de cabeza a una de sus damas, indicándole que le hiciera entrega de la bandeja más grande.
