En un mundo asediado por la discordia entre humanos y seres mágicos llamados "ents", Nora, escapa de las garras de supuestos aliados, lanzándose hacia lo desconocido, ansiosa por saborear la libertad tras un año de cautiverio. Sin embargo, lo que ig...
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Nora y Garrett se miraron nerviosamente. Ella se levantó de donde estaba para acomodarse el vestido y él, se dirigió molesto hacia la puerta de su habitación. Cuando pasó de largo, Nora observó que las líneas en la piel de Garrett que caracterizaba a los elfos, y más específicamente las de su espalda, se tornaban y juntaban creando la forma de un lobo en forma de "S" que parecía observarla y proteger a su amo de quien fuera que lo quisiera atacar.
Cuando volvieron a llamar a la puerta, Garrett la abrió de par en par, molesto con quien se hubiera atrevido a molestarlo aquella noche. O eso pensó hasta el momento en que unos ojos púrpura entraron en su campo de visión.
Varlan observó a un Garrett nervioso; y no entendió por qué, hasta que vislumbró a Nora, unos pasos detrás de él, con los labios rojos e hinchados y un par de pequeñas marcas rojizas sobre su cuello, que de haber tenido la piel de un tono más avellana, habrían pasado desapercibidas. Varlan por poco mató a Garrett con la mirada y pensó «Yo lo mato. ¡Lo voy a matar y a ofrecerlo como sacrificio a los Elementales!» al mismo tiempo en que lo saludaba:
—Príncipe.
—Varlan...—«Estoy muerto», terminó por pensar él.
—¿Te importaría salir? Necesito hablar contigo. A solas.
«Brillante Garrett. Ahora el fauno inmortal va a asesinarte por poner un dedo sobre su sobrina. Aunque de hecho fue más que sólo un dedo...» Garrett carraspeó, tratando de terminar ese monólogo que tenía lugar en su cabeza y cuando hizo ademán de salir, el fauno lo detuvo, atravesando su brazo ante su cara.
—Tal vez quieras ponerte algo. No vayas a pillar un resfriado.—Era claro que el tono en la voz de Varlan no era de preocupación; sino de sarcasmo.
Ahora Garrett sí que estaba molesto. No sólo estaba estresado por haber sido interrumpido, en verdad estaba deseando a la joven en su cuarto al punto de querer mandar a Varlan a freír espárragos y regresar con ella a terminar lo que habían empezado.
