CAPÍTULO 15 - Gaman

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          Blackburn caminaba por los fríos pasillos de piedra irradiando con su oscuridad y altura el ambiente

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          Blackburn caminaba por los fríos pasillos de piedra irradiando con su oscuridad y altura el ambiente. Las llamaradas del pasillo acentuaban su desfigurado rostro, quemado hacía ya tantos años, dejando su piel muerta y negra. Después de aquello nadie jamás volvió a llamarlo por su nombre real - todos le temían lo suficiente para no dirigirle la palabra a menos que fuera extremadamente necesario - nadie lo volvió a tocar con afecto salvo aquella persona. Pero había cambiado. Y ante estos pensamientos, una sombra en él, los aplacó de inmediato, dejando su conciencia, deseos y ambiciones de lado. Dejando a un hombre muerto en vida de pie, ante una enorme puerta de madera con hebillas de hierro.

Acababa de regresar de su partida de búsqueda sin resultados. Estaba nervioso. Hablar con el gobernador siempre lo ponía mal. El plan había sido que Nora escapara, pero debía haberla capturado antes de que llegara demasiado lejos para traerla de vuelta. Y había fallado. Él y sus hombres habían barrido las zonas seguras del bosque, pero jamás creyó que la chica fuera tan insensata para adentrarse más allá de la frontera.

«Seguramente está muerta, pero si no...»

Cuando hizo sonar el hierro en la puerta que daba a los aposentos privados del gobernador para anunciar su llegada y escuchó su voz fría e implacable, abrió y entró a su habitación.

Era cálida, con decorados de madera y telas rojas y marrones, iluminadas por la gran chimenea que quedaba al otro extremo de la puerta; y a pesar de ello, Blackburn no pudo evitar sentir que un escalofrío recorría su cuerpo al tener al gobernador de espaldas, frente a la chimenea y con las manos en el alféizar, creando así una gran sombra que parecía cernirse sobre él.

           —¿Y bien?—La voz del gobernador era casi un susurro, lo cual hizo que Blackburn temiera todavía más y respondiera también en voz baja.

           —No la encontramos.

Hubo un silencio interrumpido únicamente por el crepitar del fuego, algo que a Blackburn le sonó como si el mismo se estuviera burlando de él y de la situación en la que estaba metido. El gobernador se irguió, quedando completamente derecho y girando lentamente para dirigirse a su mesa, sentarse y verter un poco más de vino en su copa. Blackburn no se atrevía a mirarlo a los ojos y se apresuró a añadir de manera torpe y trabada:

La Profecía - Saga Ents I   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora