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Declaración del señor George Czerny [13 de julio, 8.15 h, interrogatorio a
cargo del agente Ronald Wilberforce]

Agente Wilberforce: Gracias por venir, señor Czerny…
Czerny: Se pronuncia «Zerny». La ce es muda.
Agente Wilberforce: Ah, gracias, tomo nota. El inspector
Ralph Anderson también quiere hablar con usted, pero ahora
mismo está ocupado con otro interrogatorio y me ha pedido
que le pregunte por los hechos básicos ahora que aún los
tiene frescos en la memoria.
Czerny: ¿Se llevará la grúa ese coche? ¿El Subaru?
Deberían requisarlo para que nadie contamine las pruebas. Y
hay muchas pruebas, se lo aseguro.
Agente Wilberforce: Están ocupándose de eso mientras
hablamos. Veamos, creo que esa mañana salió usted a
pescar…
Czerny: Bueno, ese era el plan, pero al final resultó que
ni siquiera lancé el hilo. Poco después del amanecer salí
hacia lo que llaman el Puente de Hierro. En la carretera de la
Antigua Forja, ¿lo conoce?
Agente Wilberforce: Sí.
Czerny: Allí se da muy bien el bagre. Mucha gente no los
pesca por lo feos que son, y encima a veces muerden cuando
intentas quitarles el anzuelo, pero mi mujer los prepara fritos
con sal y zumo de limón y quedan buenísimos. El secreto
está en el limón, ¿sabe? Y hay que usar una sartén de hierro.
De esas con patas o trébede, como lo llamaba mi madre.
Agente Wilberforce: Así que aparcó al final del puente…

Czerny: Sí, pero apartado de la autovía. Allí abajo hay un
antiguo embarcadero. Hace unos años alguien compró el
terreno donde está y colocó una alambrada y carteles de
prohibido el paso. Pero todavía no han construido nada. Ese
par de hectáreas sigue invadido por la maleza, y el
embarcadero está medio hundido. Siempre aparco la
camioneta en ese pequeño ramal que baja hasta la alambrada.
Que es lo que hice esa mañana, ¿y qué veo? La alambrada
caída, y un coche verde no muy grande aparcado en el borde
de ese embarcadero hundido, tan cerca del agua que tenía las
ruedas delanteras medio enterradas en el barro. Así que me
acerqué, me dije que la noche anterior alguien había tomado
una copa de más en el puticlub y se había salido de la
carretera. Pensé que a lo mejor seguía dentro, desmayado.
Agente Wilberforce: Cuando dice «puticlub», ¿se refiere
al Gentlemen, Please, justo fuera del término municipal?
Czerny: Sí. Ese. Los hombres van allí, se entonan, meten
billetes de un dólar y de cinco en las bragas de las chicas
hasta que se les rompen, y luego conducen a casa borrachos.
Yo personalmente no entiendo qué interés tienen esos sitios.
Agente Wilberforce: Bien. Así que bajó y miró dentro del
coche.
Czerny: Era un Subaru verde, pequeño. No vi a nadie
dentro, pero en el asiento del acompañante había ropa
manchada de sangre, y enseguida me vino a la cabeza el niño
asesinado, porque, según las noticias, la policía buscaba un
Subaru verde en relación con el crimen.
Agente Wilberforce: ¿Vio algo más?
Czerny: Unas zapatillas de deporte. En el suelo, en el
hueco de los pies de ese mismo lado. También manchadas de
sangre.
Agente Wilberforce: ¿Tocó algo? ¿Probó a abrir las
puertas, tal vez?

Czerny: No, por Dios. Mi mujer y yo no nos perdíamos
ningún episodio de CSI.
Agente Wilberforce: ¿Qué hizo?
Czerny: Telefoneé al 911.

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