Seis

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Las manos de Kyle temblaron al instante que veía cómo Cartman desenterraba con una pala una tumba improvisada.
Solo estaba aquel trío: Kyle, Eric y Tweek, Craig no se apreciaba por ninguna parte.

El pelirrojo observaba cómo finalmente se apreciaba un ataúd barato. Estaban en la zona de los cadáveres de los desconocidos, aquellas personas sin identificar que se decidió enterrarlas dignamente.

—Uh... Gordis —llamó por cuarta vez en ese rato el rubio. Se mantenía mirando la tumba y dejando que sus quejidos salieran de sus labios. —¡Gordis!

—¡Carajo, Tweek, deja de hincharme los huevos! ¡¿Qué mierda quieres?! —se giró a mirarlo, casi dispuesto a abrir el ataúd con la pala.

—Lo que intentaba decirte es que nos equivocamos de tumba —susurró. Kyle se mantuvo callado ante eso pero cerró los ojos, esperando la queja del año de Eric Cartman.

—¡Tweek, rubio oxigenado de mierda! ¡Tenías que habérmelo dicho antes! —tiró la pala por ahí.

—¡Es lo que t–trataba decirte! —exclamó frustrado.

—¡Puto inútil de——se detuvo al girarse y ver a Craig abrazando los hombros de otro rubio. El trío se quedó callado, en especial Tweek que entreabrió los labios. —... Mierda.

—Ey, ¿qué onda, chicos? —saludó Craig con su mano. Kyle se giró a mirar a Tweek, que desvió su mirada al instante. —¿Qué pasa? Parece funeral, ¿por qué tan callados?

—¿Qué–¡mierda! H–hacen, chicos? —tartamudeó Thomas.

—¿Cartman? —preguntó el de cabello negro, dirigiendo su mirada al gordo. —¿Qué pasa? Perdón por llegar tar——

—Te dijimos que esto no es cita —cortó en seguida el nombrado, mirándolo serio. —No puedes venir con Thomas. Ya te lo dijimos...

—Yo le dije–¡carajo! p–pero——

—Tú cierra el culo, Thomas —pronunció serio Cartman. —Craig.

—Gordo, te recuerdo que Tweek está aquí —se quejó el nombrado.

—¿Ahora te importa? —entrecerró los ojos el rubio de camisa verde lisa a lo bajo. Thomas sonrió avergonzado y se separó.

—Es mejor que me vaya, adiós, chicos. Fue lindo verlos —y sin más se alejó. Craig metió sus manos en sus bolsillos y chasqueó la lengua.

—Son unos cretinos —insultó de inmediato Craig, al asegurarse que Thomas se fue.

—Entiendo que estés en una relación abierta, pero no puedes venir a presumirla —se cruzó de brazos Eric, en defensa de Tweek.

—¡Es abierta! A Tweek no le importa, ¿verdad? —fijó su mirada en él. —Tampoco somos algo serio —Eric puso los ojos en blanco.

—Dios, terminen de una vez, tóxicos de mierda —se dio la vuelta a mirar la tumba.

—¡¿Disculpa?! ¡No es mi culpa que tú estés celoso, ¿sabes?! —le gritó —¡no es nuestra culpa que las chicas que te gustaron te hayan dado por culo!

—¡C–Craig, te estás pasando! —se quejó Tweek.

—¡No, no! Déjalo terminar —paró Eric —¡a mí al menos no me dejaron un desgarre horrible por semanas! ¡Chúpala, gay de mierda! —le gritó.

—Chicos... —arrastró Kyle, mirando la tumba.

—¡Es gracioso, porque te quejas de mí pero nunca le dijiste nada a Tweek, que manoseó con Thomas primero!

—¡El tema es que me quejo de ti porque eres un come–sobras! —se cruzó de brazos.

—Chicos —volvió a llamar Kyle, retrocediendo.

—¡No es mi culpa que yo siendo gay tenga más oportunidades con mujeres que tú siendo heterosexual! —se adelantó.

—¡Na–ha! —el gordo se inclinó, furioso.

—¡C–Chicos! —chilló Tweek. —¡Miren! —señaló la tumba abierta, donde comenzaba a ser golpeada. Retrocedió un poco, al igual que Kyle. Los otros dos, se asomaron, curiosos, hasta que la puerta del ataúd fue abierta de repente, logrando verse una mano arrastrar la tierra.

—¡Un zombi! —el castaño pateó la cabeza que se asomó, aterrado. —¡Ew, qué asquito! —dio unos saltitos, asqueado.

—¡Carajo, pateas como nena! —se oyó dentro del ataúd.
Kyle abrió los ojos a más no poder y entreabrió los labios, retrocediendo. Un chico rubio, que le resultaba familiar, salía de aquella tumba. Su garganta dio algunas arcadas y no pudo evitar vomitar encima de unas flores en otra de las tumbas sin nombre.

—¡Te ves como la mierda, pobre! —carcajeó como siempre el castaño, agarrándose su barriga. El rubio lleno de tierra gruñó ante eso y ladeó la cabeza al ver un rostro nuevo entre la multitud.

—¿Qué hace Kyle aquí? —preguntó señalándolo y caminando con lentitud. A pesar que el menor retrocedía, aterrado, no pudo evitar caerse de espaldas por una tumba. —¡Kyle...~! —lo tomó de las rodillas levantadas y sonrió malicioso.

—¡Aléjate de mí! —le pateó el rostro y clavó sus dedos en la tierra, saliendo corriendo de allí con tal miedo.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora