La tensión se acrementaba a medida que Kyle buscaba las llaves para entrar. Eran 12:15, quince minutos tarde porque decidieron parar por Stan que había vomitado encima de Kyle.
El pelirrojo abrió despacio y entró, cerrando la puerta detrás de sí con aún más cuidado. Suspiró al escuchar absolutamente nada, hasta que se escuchó cómo una garganta femenina se aclaraba.
—Kyle, llegas tarde —anunció su madre, cruzada de brazos en su camisón blanco floreado. Kyle se giró lentamente, pensando en cómo salir de esa pero no podía. No lo haría. —¿Qué te pasó en la ropa? Hueles a alcohol y tu pantalón está manchado —se quejó la mujer acercándose mientras que acrementaba su mueca fruncida. Kyle meditó unos instantes y cuando abrió la boca, ella lo interrumpió: —¿Dónde estabas? ¿No que era una reunión? —sí, era una reunión, pero no una como ella pensaba. Ni como Kyle pensaba.
—Sí, pero... Nos cruzamos con... —miró a los lados, pensando —... Un borracho entró a la casa y me vomitó encima... Nos lo topamos —se contradijo al instante. Sheila se mantuvo callada, levantando una ceja y mirándolo.
—¿En serio? —no se notaba convencida —¿Y entró de la nada o se lo toparon de la nada? —Kyle meditó.
—Nos lo topamos en la calle —se contradijo, causando que Sheila se cruce de brazos.
—Dime la verdad, ¿Dónde estabas? —Kyle se encogió en sus hombros, intimidado. Apretó la mandíbula nervioso y escapó de su mirada, pensando en posibles excusas. Siquiera recordaba qué le había dicho Stan a Sheila. —Kyle. Responde —ordenó autoritaria. El nombrado la observó y dudó. Su voz tembló y no logró salir.
—En la reunión uno de los chicos bromeó con tomar cerveza —mintió, queriendo relajarse. —Yo no tomé y quise cuidar a todos, pero uno me vomitó encima y tuvimos que quedarnos a ordenar. Por eso tarde. —Respiró profundo.
—¿Y es eso cierto? —se inclinó a verlo, fijamente. Kyle se tensó un momento cuando la vio, pero al tragar saliva, pretendió relajarse.
—Lo es... —susurró suavemente, esperando no sonar nervioso. Sheila, no tan convencida, cedió.
—¿Y Stan dónde estaba a todo esto? —Lo recordó en el baño, Wendy sin la blusa puesta y con vómito en la boca.
—Estaba ahí, también estaba cuidando... —mintió, tan descaradamente que se sintió mal consigo mismo. Pero Sheila no sabía cómo era Stan en realidad.
Ni Kyle sabía. Tendría que hablar con él.
—Bueno. —No sonaba convencida, pero cedió. —¿Quieres cenar algo?
—No, ya cené. —Otra mentira, no cenó pero siquiera tenía apetito con todo lo que pasó hoy. Observó cómo Sheila se giraba a las escaleras, dispuesta a subir. —Mamá... —Se giró.
—¿Sí? ¿Qué sucede, cariño? —lo miró suave, maternal pero también dura. Dudó en si preguntarle.
—¿Tienes los archivos de mi operación? Solo para saber, porque hoy lo comenté en la reunión de estudios y me preguntaron cómo son los papeles... —Otra mentira. Era un maldito y patético mentiroso.
—Están arriba de tu armario. Mañana papá te los baja. —Iba a volver a subir, hasta que él la interrumpió.
—¡No! —tragó saliva por la mirada curiosa de su madre. —No quiero molestarlo... Yo los bajaré. —Ni siquiera sabía cómo pero lo haría.
...
—Me voy a caer... —se quejó mientras se tambaleaba en la silla. Estaba de puntitas, estirando su brazo hacia arriba del armario, encima de la silla. Sus manos tocaban con suavidad algunas cajas que había, mientras su miraba paseaba por toda su habitación. Tenía que bajar la caja más pequeña, le había dicho su madre ante la extraña curiosidad de su pequeño; así que cuando la tuvo cerca, la agarró con firmeza y la bajó.
Se tiró encima de la cama y abrió la caja, observando otros papeles que había. Habían boletines de la primaria, resultados excelentes de exámenes, papeles para el pediatra o información para el médico; leyó incluso una lista de enfermedades que siquiera sabía que tenía por olvidarse de las otras tantas, y allí lo encontró: aquel papel.
Lo desdobló con cuidado y comenzó a leer su nombre, junto a todas las características del procedimiento. Mordía su labio ansioso de encontrar una pista, algo que le diga qué ocurría ante ese sentimiento de familiaridad. Y allí lo encontró:
“Nombre del donante: Eric Cartman”.
Sintió náuseas pero impidió que aquel líquido verdoso saliera de su garganta. Leyó unas cuántas veces más ese papel y suspiró.
—¿Qué mierda?
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DETENTION | Kyman
FanfictionAmor, ¿puedes encontrarme esta noche en detención? Puedo sentir tu presión sanguínea subir, que se joda esta tensión Déjame arrastrarte en tu mente, ¿lo mencioné? Fingir que todo está bien es una detención