Veintiocho

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-¿Necesito un motivo para venir? -Cartman volvió a sonreír, pero esta vez como siempre: maliciosamente.

-Claro que sí. Tú siempre vienes a joder cada que puedes.

-Y listo, ahí está mi motivo. -Kyle no le creyó, incluso continuó:

-Eres un interesado de mierda. Una cosa es que te metas conmigo, con Butters y con todo el puto mundo, pero no puedes entrar a mi casa y falsear a mi madre. ¡Ve a saber qué mierda de mí le dijiste! -Cartman ante esa acusación, negó con la cabeza, fingiendo inocencia.

-¿Qué dices? No puedo creerlo. No eres el centro de mi universo, así que no tengo por qué pedirte permiso para hablar con nadie. -Se inclinó -¿Entendiste? -A Kyle le dolió eso. Ese comentario fue una mierda para él.

-Quiero que te vayas, no te soporto.

-No, no me voy. Tu mamá va a traer chocolatada y eso quiero. Me cae bien.

-No mientas, es judía.

-¡¿Qué?! -Cartman lo miró con sorpresa. -¿Qué es ese comentario? Fue muy cancelable, Kyle, yo no discrimino a nadie por su raza, y menos deberías tú.

-¿Raza? No somos perros -gruñó.

-Lo siento, creí que sí porque solo te escucho ladrar -se rió entre dientes al ver la expresión de odio de Kyle, que simplemente salió del cuarto dando un portazo.

Entró al baño y se lavó la cara. Kyle estaba estresado. No podía creer que tenía a su mayor enemigo en su cuarto. Era insoportable y lo peor es que no podía defenderse.

... O sí.

Cuando regresó, se mantuvo tranquilo y se sentó en la silla de su escritorio.

-Entonces... ¿Qué me ofrecerás para hacer? -Cartman se sentó en la cama calmado.

-Tienes juegos ahí si quieres -ofreció Kyle calmado.

-¿Ya se te bajaron los humos, chimenea? Qué triste. Y yo que pensaba entrenarte a ver si también dabas piruetas -Kyle se mantuvo reacio y sonrió.

-Bueno, ¿Eso lo aprendiste de tu madre que anoche se puso en cuatro? -burló. Aprendió de Kenny que él era el único que podía sacarlo de sus casillas y mantenerlo a raya.

De repente, Cartman se mantuvo serio y Kyle frunció el ceño. Eso fue macabro. ¿Qué le pasa?

-No hables de mi madre. -Kyle se acomodó nervioso en la silla y le tembló la voz.

-¿Qué? ¿Está muerta? -Se rió nervioso, pensando que quizá se pasó un poco al tocar una vena sensible.

-Para ti sí, Kyle. Mejor cállate. -Al nombrado se le hizo piel de gallina, incluso enrojeció de la vergüenza y se sintió tímido. Se sentía regañado, como cuando su madre le echa la mirada cuando dice algo erróneo. Pero le parecía injusto.

-Me parece injusto -verbalizó su pensamiento. -No quiero que te burles de mí así como así.

-Yo no me burlo de las madres de nadie. Es algo respetable -se cruzó de brazos.

-El otro día dijiste que mi madre era una puta, y la conoces Cartman, no da. Me parece que eres algo hipócrita. Yo no conozco a tu madre, así que no me molestes. -Se mantuvo firme ante todo. Cartman se paró y se acercó a él, intimidándolo.

-Aviso número tres: cállate.

-No -encaró.

-¿No? -Cartman inclinó su cabeza y respiró profundamente. -Bien, vete a la mierda, yo me voy.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora