Cuarenta

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Todos se olvidaron en seguida del funeral reciente, menos Kenny que se empezó a esforzar en las materias para lograr una beca en la universidad de medicina. El sueño de ser forense se hará realidad.

Kyle se mantuvo inquieto al ver que Cartman seguía ignorándolo y tratándolo mal. Quizás era como él realmente era: un varón que trata mal al resto y una mala persona. Kyle se maldijo por creer que podía cambiarlo y que era "especial". Y sí lo era. Pero Eric no le dará el gusto que lo sepa.

El pelirrojo estaba en la ventana de su habitación, fumando, mirando las estrellas con cuidado. Estaba pensando en Eric y sus ojos, y sus manos. Mirada fría y manos calientes.
La puerta fue abierta, a lo que Kyle escondió rápido el cigarro, girándose, pero se calmó al ver que era Ike.

-¿Desde cuándo fumas? -Había arrugado su nariz como usualmente hace cuando está extrañado o molesto.

-Cierra el culo, Ike y entra. -Volvió a darle una calada al cigarro y soltó el aire tras sentirlo por su garganta.

-Mamá quiere que me ayudes con matemáticas.

-No puedo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-La tengo baja -respondió a lo bajo.

-¿Kyle? ¿El judío que le encantan las matemáticas, la trae baja? -preguntó extrañado. Ike desde los diez dejó de ser judío, ya que esos ideales no concordaban con sus creencias más orientadas al budismo, pero aún se exploraba y no le diría a su madre.

-Cállate, Ike -gruñó y rodó los ojos.

-¿Qué sucede, Kyle? Estás raro últimamente. -Se sentó con él en la cama y lo observó.

-No sé... Creo que estoy cambiando para mal y tengo miedo.

-No dejes de ser tú, está bueno explorarse pero tampoco tanto.

-¿Eso no debería decírtelo a ti? -Se rió Kyle, mirando a su hermano. Ike se encogió de hombros y negó con la cabeza.

-Todos merecemos ese consejo, Kyle.

-Qué profundo -susurró y dio otra calada. Se atrevió a mirar el cigarro con cierta vergüenza de sí mismo, ¿Qué hacía? ¿Por qué estaba fumando? ¿Qué estaba esperando? Empezó con ese gusto gracias a estar acompañado de Cartman, pero ahora ya no sabía igual el sabor al tabaco. Era diferente. Más ajeno. Más salado.
Apagó el cigarro y lo tiró en su papelera, soltando el resto de humo que contenía en sus pulmones y se giró a ver a su hermano, que lo observaba en silencio.

Era cálido siempre estar con Ike, comenzó a valorarlo cuando cumplió catorce y ahora con dieciséis se sentía ajeno a todo: a su religión, a sus creencias, convicciones, ideales y prioridades. Era diferente. Se sentía más atrevido y rebelde, y ya no sabía si era bueno. Prácticamente ya ni pedía permiso, solo avisaba y su madre ya no le convencía que saliera todos los finde semana. Pero él estaba creciendo. Y era diferente.

Escuchó vibrar su teléfono y miró un mensaje de Tweek: "Soy un cretino, ¿Vamos a una fiesta en la casa de Tolkien? Ya le avisé a Stan".

-¿Crees que mamá me dé permiso para salir? -preguntó Kyle mirando aún su teléfono.

-No, pero puedo cubrirte... Solo si tú me debes un favor. -Le sonrió travieso. Kyle lo miró de reojo y le devolvió la sonrisa, asintiendo. -Sal por la ventana.

-Suena que tienes experiencia en esto. -Se paró y se quitó el jersey, con tal de ponerse una camisa a cuadros verde.

-La tengo -admitió Ike. -Salgo con mi profesora.

-Estás loco. -Se rió Kyle y se aprontó el pantalón cargo. -Me voy, te quiero.

-Yo igual, cuídate. -Se asomó por la ventana, viendo a Kyle bajar y entrecerró los ojos. -Esto va a salir muy mal.

...

La música explotaba fuera de la mansión. Kyle caminó hacia la entrada con las manos en los bolsillos y entró, buscando con la mirada a Tweek.

-¡Kyle! -Se giró, y vio a Tolkien, Clyde y a Craig tomando en los sillones. Se sonrió y acercó, saludándolos con la mano. -¿Buena fiesta?

-Lo es, ¿Qué hay para tomar? -preguntó con confianza.

-Alcohol, imbécil, ¿Qué más? -se burló Clyde y le extendió una lata. Kyle la aceptó gustoso y la abrió.

-Es genial que hayas entrado al club de básquet. -Sonrió Tolkien, parándose y pasando su brazo por los hombros del pelirrojo alto. Kyle enrojeció un poco ante la cercanía del moreno, e inspeccionó su rostro. No estaba mal, era muy lindo. Entendía por qué estaba con Nicolle.

-Es bueno tener a caras conocidas ahí.

-Cualquier cosa que necesites, dímela. -Le guiñó el ojo el moreno y se volvió a sentar con Clyde.

-Puta madre, ¿Ese de ahí es el puto de Tweek? -se quejó Clyde.

-Estaba seguro que no lo invité -se justificó Tolkien mirando a Craig, este negó.

-No se preocupen, sin rencores. -Ambos cruzaron miradas y se mantuvo en silencio. Tweek se acercó y abrazó a Kyle del brazo.

-Hola, amor~. -Y sin más, el rubio le robó un beso al pelirrojo, que enrojeció al instante. Tolkien y Clyde se miraron al instante, mientras que Craig se levantó de inmediato.

-Ey, Craig, no es lo que piensas... -dijo nervioso Kyle, retrocediendo, pero Craig lo paró: ya entendía.

-Tweek, deja de armar escenas. -Lo tomó del brazo y lo arrastró hacia afuera de la casa. Kyle los vio salir y tragó saliva nervioso.

-¿Estás con la puta barata?

-¡¿Qué?! ¡No, Clyde! -se quejó Kyle enrojeciéndose más.

-Obviamente no, es uno de los trucos de Tweek para poner celoso a Craig, eso siempre hace... -Tomó de su vaso de cerveza y le hizo una señal a Kyle. -Relájate, Kyle, ve a disfrutar la fiesta -dijo Tolkien para tranquilizarlo.

Kyle respiró profundo y salió al patio de la casa, mirando cómo estaban las porristas, Stan y varios en la piscina.
Stan estaba agarrando de los glúteos a Wendy mientras la besaba en el borde. Ascendía y descendía sus manos por su cadera, apretándola para sentirla cerca. Kyle se puso nervioso de inmediato y vio a Bárbara fumando hierba arriba del flotador de pizza que había allí. No pudo evitar reírse ante lo bizarro que era.

-¡Kyle! -lo llamó Stan al notar su existencia y le hizo una señal para que se acerque. Kyle acató, y se agachó para verlos a él y a Wendy que le sonrió en su bikini rosa. -No sabía que venías, ven, métete a la piscina.

-No, no, no lo haré -se negó rotundamente Kyle. Wendy se rió y negó.

-Vamos, Kyle, hazlo.

-Pero no tengo traje de baño.

-Eso te lo soluciono yo -dijo Wendy y lo empujó al agua.

Y ahí, cuando salió, lo vio en una esquina, mirándolo juzgativo y tomando cerveza. Lo vio a él. Vio a Eric Cartman.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora