Veintiseis

201 29 3
                                    

Perdón por haber estado ausente, estuve con muchos temas emocionales y empecé el psiquiatra. Gracias a los antidepresivos, me siento mejor, así que voy a ser más activa con esta historia.
--------&💚&---------

Después de haber pasado algunas semanas, en donde Stan se la pasaba en la casa de Kyle. Llegó un punto en donde Sheila ya no le gustaba que prácticamente Stan viviera ahí. Entendía la situación pero también entendía que la madre de él, estaba algo preocupada dentro de todo.

Stan volvió a estar metido entre esas paredes en su cuarto, escuchando los gritos de sus padres y los platos rotos que ambos se tiraban. Ya se resignaba mientras tomaba algunos sorbos.
Pero de repente, la ventana se rompió por un ladrillo.

Stanley se levantó y caminó lentamente con cierto susto hacia allí, y ahí los vio: a Cartman, Kenny, Craig y Tweek.

•••

-Kyle, por favor, lávate los dientes y ve a dormir -ordenó Sheila, dulce como una cálida madre. Ella le acarició la mejilla a su acomplejado hijo y tomó los platos, dirigiéndose a la cocina. Kyle se levantó del asiento situado frente a la mesa y giró su cabeza a ver a su hermano adoptivo que yacía ya enfrente al televisor mirando al youtuber estadounidense que regalaba dinero.

-Eso es poco realista, Ike, deberías mirar otra cosa -atinó a decir el pelirrojo, sin creerse en lo absoluto que alguien fuera tan ingenuo como para regalar dinero. Ni el casino era así.

-Tú de envidioso -se defendió el menor, sin siquiera mirarlo.

-Qué feo. -De repente la puerta de la entrada había sido tocada, haciendo que Kyle mire hacia la cocina. -¡Ma! ¿Esperamos a alguien?

-¡No! -respondió Sheila aún lavando. Kyle dudó pero abrió la puerta, observando a Cartman. Se sintió aturdido de repente por la situación, cerrándole la puerta en la cara. -Cariño, ¿Quién era? -Sheila apareció lavándose las manos con un repasador, confundida.

-No, no era nadie -mintió, incluso se tocó el timbre de vuelta. -¡No es nadie! -gritó para que el gordo lo escuchase, recibiendo otra tocada. Sheila se acercó y abrió la puerta, mirando a Cartman.

-Buenas noches, señora -le sonrió el gordito, mostrando sus ojos brillantes y curiosos. -¿Su hijo le dijo que saldríamos? -fue directo y conciso.

-¿Qué? ¿Salir? ¿A esta hora? -miró inquisitiva a Kyle, que enrojeció del miedo. -No, no me dijo y no pienso dejarlo.

-Pero señora, es importante. Insistió que me ayudaría con el parcial de química -suplicó el muchacho.

-Pero no me pidió permiso... no lo dejaré salir, es demasiado tarde.

-Entonces mañana...

-Tampoco, no pidió permiso con anticipación.

-¿Cuánta anticipación se necesita?

-La suficiente.

-¿Cuál es la suficiente?

-Jovencito, váyase a casa. Es tarde. Ni siquiera lo conozco, ni a su madre. ¿Quién es usted? -se mantuvo firme.

-Soy... -aclaró su garganta. -... Primo segundo de Stanley Marsh, Eric -Kyle hizo una mueca horrorizado.

-¿Stanley Marsh? ¿Stan? -miró a Kyle unos segundos. -¿Es eso cierto?

-¡Sí! -se animó a asomarse Stan. -Tenemos un trabajo en grupo de química que debemos entregar mañana, prometo que antes de las diez vendrá -aseguró. Sheila al ver a Stan, sonrió dulce y parpadeó.

-Pero es algo tarde... puede ser peligroso.

-Mamá estará con nosotros. Tranquila, Sheila -le sonrió confiado Marsh, a lo que la pelirroja dio el brazo a torcer.

-Está bien, puede ir -se giró a ver a Kyle. -Ve, pero a las diez te me vuelves, jovencito -le tironeó la mejilla. -Abrígate y ve.

•••

-¿En serio eres primo segundo de Stan? -preguntó Kyle mientras caminaba junto a Cartman y los demás.

-En lo absoluto. Nadie conoce a mi madre ni siquiera -se rió Cartman y miró las estrellas. Kyle sintió un revoltijo de emociones en su estómago al verlo de vuelta así. Sus ojos se iluminaban por las estrellas y eso le dio calidez. Incluso ganas de vomitar.

-Yo sí -se inclinó Kenny, achicando sus ojos. -Me la cogí anoche.

-Cállate, estúpido de mierda -se quejó Cartman. -Si dices algo más sobre mi madre, te enterraré vivo de nuevo.

-¿De nuevo? ¿Hubo ya una ocasión? -ironizó Craig, agarrando la mano de Tweek.

-Hubieron varias ocasiones, bombón -se rió Tweek.

-Cierto -chasqueó los dedos Cartman y miró de reojo a Kyle, que lo veía asustado. -Es una broma... ¿O no?

-¡Chicos, ahí es! -señaló el cementerio Tweek y corrió hacia allí. -Vamos, vamos.

-¿Un cementerio? ¿De ahí no salió Kenny? -preguntó esta vez Kyle.

-¿Eh? -Stan los vio confundido.

-Larga historia -se rió Kenny. -Pero sí, es nuestro lugar de reuniones y de rituales satánicos.

-¡¿Qué?! -se sobresaltó el pelirrojo.

-Es broma, no te lo tomes en serio -Cartman le picó la mejilla. -Eso lo hacen los góticos, y nosotros no somos tan putos como para invocar demonios.

-Ya tenemos a la gordis -señaló Tweek, riendo.

-¡Cállate, maricón oxigenado! -gritó histérico.

-Igualmente, ¿Por qué me llamaron? -se detuvo Kyle y miró sus botas llenas de nieve. -No veo aquí a Leo.

-¿Butters? -parpadeó Tweek y sacó su termo de café, sirviéndolo a Kenny. -Él siempre duerme a esta hora, es como nuestro bebito, ¿Entiendes? Sus padres son una mierda que lo castigan por todo, ya es suficiente con pagarle la fianza.

-¿Fianza?

-Claro, el muy pajín aceptó que tenía mi coca en su mochila cuando la dejé caer sin querer -se rió Tweek a lo bajo. -Es un idiota que admite crímenes que no son suyos.

-Pero... esto ya es bullying.

-No.

-¿Por qué no?

-Porque siempre fue bullying, nene -se rió el rubio nuevamente.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora