Veintinueve

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Decidió hacerle caso a Kenny y fue a la casa de Cartman. Obviamente recibió la dirección gracias a Kenny y le avisó a su madre que le daría los apuntes a Eric.

Miró la casa y parpadeó con curiosidad. Se notaba que era una casa con aspecto de típica casa "clase-media alta". Eso explicaba las actitudes arrogantes de Eric.
Pero tras lo que le explicó Kenny, también explicaba esas actitudes.

"Son una máscara" pensó.

Tocó el timbre y acomodó su mochila. Ya se había arrepentido de haber ido, así que cuando se iba a dar vuelta, la puerta fue abierta.

Esperaba ser abierto por Cartman, no por una mujer hermosa castaña. Kenny tenía razón: era preciosa, por no decir otra cosa.

-Hola, soy Kyle, vine a entregarle algunas cosas a Eric. -Apretó sus labios. -¿Está adentro? ¡Sino no pasa nada! Puedo esperar a que vaya a clases...

La mujer se giró a mirar a la escalera de la casa y respiró profundo:

-¡Calabacín, vino un amiguito a verte! -Se sorprendió por cómo su madre lo llamó. Bueno, no sabía si era la madre pero eso creía. Definitivamente Kenny tenía razón: ella era un amor.

-¡Maaaaa, decile a Kenny que no quiero verlo!

-¡No es Kenny, amor!

-¡Mucho menos quiero ver a Tweek y Craig!

-Mi tesoro, ¡Es otro amigo! -miró a Kyle -¡Es tu amiguito Kyle! -Un silencio se oyó. De repente se escucharon golpes y ella sonrió dulce. -Ya vine, ¿Quieres galletitas? Son recién hechas.

-No, gracias...

-En el horno tengo un pastel de chocolate, ¿A ti te gusta el chocolate? -preguntó a lo bajo.

-Ma, dejá a Kyle en paz -pidió suave. Kyle se sorprendió al verlo tan calmado.

Y ahí lo observó: tenía un pijama azul con nubes puesto y el cabello castaño revuelto.

-Sí, mi amor. Estaré aquí abajo horneando galletitas, cualquier cosa me llaman, ¿Sí? -Ella se dirigió a Cartman y le dio un beso en la mejilla, siendo recibido a gusto por él.

-Claro, ma, gracias -agradeció. Cartman le hizo una señal a Kyle que lo siguió de inmediato.

El cuarto de Cartman era demasiado ordenado, tanto que Kyle se sintió enfermo. Entendía por qué le caía bien a su madre, obviamente podía ser el hijo perfecto con este orden, faltan las notas perfectas.

-¿Qué haces aquí? -¿Desde cuándo los papeles se invertían?

Cartman se notaba cansado, tenía ojeras y estaba hinchado, incluso estaba mojada la camisa de su pijama con lágrimas o no sabe qué ácido mortal que expulsa Cartman.

-Vine a... -Respiró profundo -... a disculparme. No quise decir eso el otro día. No pensé que te iba a afectar tanto.

-Da igual, puedes irte. -Le señaló la puerta.

-No, no, en serio... en serio me estoy disculpando. -Se sentía nervioso.

-¿Y?

-Y que Kenny me dijo que soy tu favorito... así que... ¿Puedes perdonarme? -Quiso sonreír.

-No eres mi favorito, no le creas al maricón chupa pitos. -Rodó sus ojos. -Imagino que te contó.

-¡No! ¡Obvio no! -A lo que Cartman le echó una mirada y Kyle se suavizó. -Sí... pero no le digas, me dijo que te ponías marica y bueno.

-Deja, ya fue. -Se encogió de hombros.

-¿No me vas a quemar el pelo como a Tweek? -preguntó con cierta timidez.

-¿Quieres que lo haga? -Cartman sonrió. -Pues no, te jodes, fetichudo. Me gusta mucho tu pelo como para quemarlo. -Y ahí Kyle se avergonzó, sonrojándose.

-¿En serio? Si siempre dices que lo odias y que los pelirrojos son un asco. -Cartman rió ante eso, rodando los ojos.

-Y lo son, pero me gustan tus rulos... me gusta que se pierdan en tu pelo. -Suavizó su voz. Kyle se sintió tranquilo y en paz, y se sintió como si volviese a esa noche.

-¿Quieres... tocarlo? -Dirigió su mano a su gorro y se lo quitó. Eric le dio unas palmadas a su cama.

-Ven, recuéstate conmigo...

...

Y ahí estaba Kyle: recostado en el pecho de Eric, en donde ambos tenían sus ojos cerrados y Kyle se sentía en paz. Sentía sus piernas adormecidas y su pecho cálido, como sus mejillas. Sentía los dedos de Eric hundiéndose en su pelo suavemente y teniendo cuidado de no tirarle.

Porque sí. Volvió a ser Eric, no Cartman.

-¿Sabes? Fumé por primera vez. -No sabía por qué se lo contaba, pero tenía ganas de contarle toda su vida, aunque no era necesario, porque también sentía que desde siempre lo conocía.

-¿En serio? Qué travieso. -Se rió entre dientes, casi como un ronroneo. A Kyle le estaba dando sueño.

-¿Tú fumaste alguna vez? -preguntó suave.

-Sí, he fumado y fumo... solo con Kenny y a veces solo. -Kyle abrió sus ojos y colocó sus manos en el pecho de Eric.

-¿Te gustaría fumar conmigo? -Eric lo miró incrédulo y luego rió.

-No aquí... -le recostó de nuevo en su pecho. -... Mamá me dice que ya no fuma, pero le saco cigarros de su mesa de luz -le contó Cartman. -La veo fumando después de llorar por hablar de papá.

Kyle lo miró de reojo, dándose cuenta que le estaba contando algo muy personal. Su pecho se oprimió y se sintió como un niño, como cuando su mamá lo cargaba y le mecía para dormir.

-Y yo adquirí la misma costumbre, después de verla y después que uno de sus clientes me ofreciera -continuó Eric. -Desde entonces no he parado. Pero puedo dejarlo, pero no quiero... creo que he durado varios meses sin fumar pero dejo que Kenny me tiente. -Se rió. -Sé que si él se entera que dejo de fumar, él no fumaría en frente mío... porque a él sí le importo. -Kyle volvió a apoyar sus manos en el pecho de él y lo miró.

-Pero... a tu mamá también le importas, se nota que te quiere. -Dijo eso para no decir algo más gay.

-Ya sé pero no se nota que me quiere, ¿Entiendes? Con palabras bonitas y comprándome miles de cosas no me demuestra que me quiere. Desde que cumplí doce, ella ni siquiera evita gemir. -Rodó sus ojos y volvió a recostar a Kyle en su pecho, acariciando y enredando sus dedos. Esas caricias eran tan íntimas, era como si fuese algo suyo. De ellos. Y le molestaba, porque no podía tratarlo bien y al otro mal. Pero por ahora, se olvidaba de eso, porque tenía sueño y lo único que quería hacer era dormir.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora