Once

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Se siente estresado y el sudor bajar por su nuca. El supermercado se sentía como un estrecho laberinto que no terminaba más, era totalmente un problema. Quería correr hacia el área de bebidas, pero como si fuese película de terror, Eric lo seguía a paso extremadamente lento pero logrando alcanzarlo, y con las manos en los bolsillos, desinteresado. Sonreía con cierta soberbia y miraba alrededor, rodando los ojos cada que oía un niño pequeño gritar y llorar, reclamándole a su madre de turno que le compre lo que sea que quiere en ese momento, ignorando el hecho que al llegar a casa lo tirará en su pila de juguetes como siempre pasa.

Los niños son así, pensó Eric alguna vez. Pero Kyle se mantiene neutral al respecto, los niños le dan igual: su hermano Ike era tierno y era fácil de golpear y sentirse superior, pero supo valorarlo con su tiempo y jugar con él, aunque después creció drásticamente.

—¿Qué bebida llevamos? —preguntó en vano el castaño, a pesar de ya haber agarrado una Coca-Cola y verificar si tenía la etiqueta de exceso de azúcar.

—Ya agarraste una Coca-Cola, creo que bastará —sonrió.

—Na–ha, esto es para mí —se abrazó a la bebida y lo miró mal.

—Es de tres litros —insistió, frunciendo el ceño.

—¿Y qué? Eres judío, y Hitler mató a muchos judíos... Pero no lo suficientes como para no soportarte —balbuceó.

—¡¿Y eso qué tiene que ver?! —rodó los ojos y se giró a ver la hilera de bebidas. Agarró otra Fanta, considerando a sus amigos y se giró. —Vamos —volvió a caminar y el otro lo volvió a seguir.

—Vamos a comprar comida —se desvió al área de snacks. Kyle esperó, no se acercó, se mantuvo antes de aquella área, mirándolo.

—¿Es para ti o para todos? —preguntó ya viéndose venir al posesivo Cartman.

—¡Para todos, obviamente! ¿Por quién me tomas? —agarró algunas papas fritas.

—Por Cartman, duh —se cruzó de brazos y luego desvió la mirada. Se mantuvieron en silencio unos segundos más, hasta que finalmente el otro habló.

—¿Qué te pasa con Kenny? —cuestionó invasivo, y volviendo a dirigirse a él.

—¿De qué hablas? —se sintió tenso, y dudó en mirarlo. Sentía su presencia frente suyo y eso fue suficiente para ascender sus ojos asustados a la heterocromia ajena. —Lo vi resucitar, ¿cómo no tenerle miedo? Quizás me come.

—No digas estupideces —se inclinó, quedando cara a cara —si él fuese un zombi o algo así, te garantizo que tú ya estarías muerto —le pellizcó la nariz y avanzó a las cajas.

Kyle jadeó, ante la gran posibilidad. Se sintió algo aturdido, pero no evitó avanzar detrás de él.

No se había fijado que Cartman era un poco más bajo que él, y que a pesar de verse gordo, en realidad era más que nada robusto (no le quitaba el peso de más igualmente). Pudo apreciar en varias ocasiones unos pelos en su barbilla, justo apoyada en su papada donde Craig le dibuja una carita feliz para cuando duerme.

Se preguntaba cómo se conoció ese trío, pero pudo calcular que fue por las idas a detención, no lo sabe. Cuando iba, solo los vio a esos tres, a nadie más, quizás porque los otros cumplen su sentencia una hora y se van, no como ese trío que llegan a estar tres horas encerrados. Bueno, no es como si los encerrasen injustamente: prendieron fuego casi el salón y escuchó un rumor de que un alumno falleció por culpa de ese trío. Espera, ¿no habrá sido Kenny? Cuando lo revivieron, su piel estaba quemada y negra, recordaba el rojo vivo de su carne no quemada también (aquella carne de su mandíbula).

Tenía sentido por qué lo odiaban a Cartman, hay muchos rumores sobre él: que llegó a embarazar a la popular Bebe y la obligó a abortar, que se besó con Wendy cuando estudiaban juntos por simple tensión sexual, que llegó a matar a un alumno para una operación de su ojo. ¿Aquel ojo azul sin vida que posee Cartman es de alguien real? Siempre pensó que era uno de vidrio, pero el hecho que coordine bien con sus movimientos y que aparte, sea igual a los ojos de Kenny lo hacen sospechar.

¿Cuántas muertes habrá sufrido Kenny? ¿Una? ¿Dos? No, se ven experimentados, ¿cuatro o diez? Quizás más, tendría que preguntarle pero sabe que no le creerá, aún no lo hace. Le parece morboso como Cartman es amigo de un muerto y lo trata como a una persona real, incluso nota una relación más profunda con él que con Craig y Tweek, ¿se habrán conocido antes que ellos?
Cuando le preguntó al respecto a Stan y Butters, ellos negaron haberlo conocido, incluso Stan le dijo que le sonaba, como un déjà vu, pero no estaba seguro. Le pasaba lo mismo, cada vez que lo veía, algo en su pecho se comprimía y tenía un nudo en la garganta, y no sabía por qué.

—Lo has visto morir más veces —le dijo Cartman de repente, deteniéndose a hacer la cola de la caja registradora.

—¿De qué hablas? —fue como si le leyera la mente. Cartman se giró a verlo desde el perfil de aquel ojo azul, frío y sin brillo, serio aparte, nunca lo vio así.

—De que lo has visto morir más veces —volvió a decir, moviendo la boca con más expresividad y cierta molestia de tener que repetir. —Ya lo conocías, nos conocías —avanzó —¿ya te olvidaste? —una imagen rápida de él junto con Stan, Butters y Kenny de niños surcó rápidamente su mente, como si fuese un golpe violento, que automáticamente le hizo doler la cabeza de un pitido.

—No sé —se limitó a decir, incluso sin ser una respuesta coherente. Cartman volvió su mirada al frente, encogiéndose de hombros.

¿Será cierto?

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora