Dieciséis

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Las luces salían de la casa, al igual que la música que retumbaba en las paredes. En las afueras de la casa habían algunos chicos tomando, hablando y fumando, mientras que por las ventanas se percibía la incesante fiesta.

—Llegamos... —susurró Craig estacionando el auto y apagando el motor. —... Bien, chicos, vamos a intentar estar todos juntos. A las once, quiero que estén todos en el patio para llevarlos cada uno a su casita, ¿Escucharon? —parpadeó serio girándose a ver a todos.

—Sí, sí, cierra el culo —Cartman, a pesar de ser el que menos quería bajar, fue el primero en hacerlo, golpeando la puerta de forma que irritó a Craig.

—¡Gordo de mierda! ¡Te dije que no golpearas la puerta! —bajó apurado con tal de quejarse mejor. Tweek bajó rápido al ver la euforia de su amante.

Kyle se mantuvo respirando, sintiendo el sudor bajar por su frente. Estaba nervioso, era la primera vez que se encontraba en esa situación. La mano de Stan en su hombro, lo hizo mirarlo.

Nunca se percató de los lindos ojos azules que tenía Stan, quizás por eso lo tranquilizaba demasiado.

—No te preocupes, todo va a salir bien —le garantizó y bajó. Kyle se quitó el cinturón de seguridad y bajó detrás de Stan, apretando los labios mientras miraba a Cartman y a Craig discutir.

—¡¿Vamos a entrar todos o qué?! —interrumpió Tweek molesto.

—¡Chicos! —todos giraron su mirada a Kenny que sonreía con sus dientes torcidos. —Vinieron, y yo que creía que me iban a abandonar —se rió.

—Vinimos a impedir que te robes cosas y agarres sida —lo miró con los brazos cruzados Cartman. Nunca Kyle lo vio tan serio.

—¡Vamos, lo único que voy a robar esta noche, son las virginidades de todas!~ —elevó sus brazos.

—¿Virginidades? Si todas las estúpidas del instituto son unas putas —rodó los ojos Tweek, algo celoso.

—¡Ja! Todas putas —se rió Cartman llegando a percibirse que la tensión de sus hombros, se relajó apenas un poco.

—Dejen de llorar y vamos adentro —pronunció irritado Craig, adentrándose en la mansión.
Kyle conectó miradas con Kenny, que le sonrió.

Lo observó un poco más: su cabello rubio estaba desordenado como siempre y resaltaba la caspa en las raíces; su sonrisa torcida, que le faltaba algunos dientes lo hacía ver tierno; y sus ojos muertos, seguían resaltando aquella familiaridad cálida que sentía por él. No pudo evitar recordar aquel ojo muerto de Cartman.

—Es mío —dijo de la nada Kenny, como si le leyera la mente. Kyle se sobresaltó de inmediato.

—¿Qué? —se animó a ver rápido alrededor, dándose cuenta que sus amigos habían entrado y solo quedaban ellos dos.

—El ojo de Eric, es mío —y sin más entró a la mansión, dejando al pelirrojo con aún más dudas. ¿Cómo que era de Kenny?

...

Okey, todo se había salido de control. El olor a marihuana lo estaba aturdiendo e incluso cayó alcohol en su suéter favorito. No paraba de chocar con gente que se quejaba y lo miraba mal por interrumpir sus bailes.
Buscaba desesperadamente a Stan, mirando a todos lados buscando a algún alma caritativa. Ya eran las diez y media.

Entró a la cocina y se encontró con Token hablando con un castaño algo gordito. Sorprendentemente Token parecía fresco como lechuga, sonriendo amable a la gente que buscaba alguna que otra cerveza en la cocina.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora