Tras varios meses de juntarse, comenzaron a estrechar sus relaciones. Sheila iba cediendo terreno al conocer la faceta "inocente" del tierno y dulce Cartman, pero nunca a pisado dentro de la casa. Nunca hasta hoy.
Kyle iba llegando con Ike. Lo había ido a buscar a la escuela por pedido de su madre; si bien, la casa quedaba a unas pocas cuadras, no dejaba de hacer que Sheila gritara escandalizada al pensar que sus pobres angelitos pueden ser robados, secuestrados, mutilados o siendo víctimas de un crimen de odio contra los judíos. Kyle había sido llenado tanto la cabeza, que cada que salía tenía algo de miedo, y cuando conoció a Kenny y presenció su renacer, aún más miedo tuvo.
Cuando sacó sus llaves para abrir la puerta, se dio cuenta que esta estaba sin cerrojo. Le extrañó, ya que su madre siempre tenía el cerrojo puesto por las dudas que alguien quisiese meterse. Apretó la mano de Ike y entrecerró los ojos. Cuando escuchó voces, se asustó, echó para atrás a su hermanito y frunció el ceño.
Abrió la puerta despacio y vio las luces apagadas, a excepción de la luz de la cocina. El olor a mantequilla era embriagante y hacía que Ike bajara la guardia. El menor corrió hacia la cocina y sonrió saludando a su madre.
Kyle entró despacio y le puso cerrojo a la puerta, como siempre era de costumbre y se metió en la cocina, encontrándose horrorizado con una escena:Su madre estaba cocinando y Cartman estaba sentado en un banco comiendo ravioles.
Se reían como si fueran amigos de toda la vida, como si Cartman hubiera crecido con Kyle y siempre fuese todas las tardes a tomar el té. Ni siquiera Stan se atrevió a tanto.
Kyle supuso que Cartman estaría siendo hipócrita, porque siempre era un muy mal hablado, y escuchándolo ahora, sonaba como un niño salido de su primera comunión en la iglesia del pueblo.-Ya sabes, a veces es muy lindo el parque, pero por culpa de los perros que hacen sus necesidades encima de mis cosas, ni quiero ir -se quejó Sheila de una situación irreal, Eric asintió compensivo y dio otro mordisco a un raviol que estaba enchumbado en salsa boloñesa.
-¿Qué pasa aquí? -preguntó Kyle, agresivo. Nunca terminó de llevarse bien con Cartman, después de algunos meses, terminó odiándolo por todas las burlas que él le hacía, como si aquella noche en el tejado no haya pasado nunca. Incluso se burló de su pelirrojo y enrulado pelo, diciendo que odia a los pelirrojos y que merecían morir. Es como si Cartman haya cambiado. Como si todo haya sido una falsedad.
¿Acaso él también sucumbió a los encantos que su madre ahora está cayendo?
-Oh, Eric vino a verte y le dije que aún no llegabas -le sonrió a su retoño. -Pueden ir a tu cuarto si quieres, les llevaré una rica chocolatada -ofreció amorosa.
-No es necesario, Eric ya se iba -gruñó con rencor Kyle, mirando al de ojos bicolor.
-¿Eh? ¿En serio? -inquirió Sheila. -Ike, ve a hacer los deberes.
-Na-ha, apenas llegué.
-Eric, ¿Hace cuánto estás?
-Dos horas.
-Puedes irte -insistió Kyle. -Tengo muchos trabajos que hacer. Estoy ocupado.
-Puedo ayudarte, Kyle -sonrió dulce Eric. Eso a Kyle le dio miedo, incluso le extrañó que no haya un insulto hacia su religión.
-No es necesario, ni siquiera sabes qué tema estamos dando -atacó.
-Ey, ey, Kyle, estás siendo grosero -corrigió su madre, dándole una mirada.
-Pero mamá, no quiero que su madre se preocupe -excusó Kyle.
Nunca terminó de saber qué onda con la madre de Cartman. Nunca lo iba a buscar. Nunca la veía. Él siempre se iba solo. Incluso cuando el director la cita, ella nunca va.
No sabe quién es. Y teoriza que en realidad, Cartman es huérfano. Quizá por eso es un tema sensible para él.-No se va a preocupar -interrumpió Cartman manteniendo su sonrisa. -Pero bueno, no quiero molestar -se limpió la boca con una servilleta y se bajó del banco. -Es mejor que me vaya.
-Ay, no, Eric, no es necesario. -Sheila lo miró con lástima.
-No, no quiero molestar, en serio.
-No, quédate. Kyle bromeaba, puedes quedarte -dijo Sheila.
-¡Mamá! -Kyle automática protestó, mirándola molesto.
-No insistas, joven, vayan al cuarto. -Sheila se mostró molesta y Kyle tuvo que achicar, retrocediendo. Apretó los dientes y guió al gordito a su cuarto, notablemente molesto.
Cuando estuvieron solos, lo miró con notable irritación. Cartman miró los pósters del cuarto del pelirrojo, sus juguetes de cuando era niño y sus figuras, se fijó en absolutamente todo. Como si tuviera... nostalgia.
-¿Vas a decirme qué haces aquí? -preguntó molesto Kyle. Apretaba los puños, ardiendo en cólera. No sabía ni por qué le molestaba tanto. Ah, sí, solo porque literalmente Cartman le hace bullying a todos, al menos no discrimina a nadie dentro de su discriminación.
Era un imbécil que se creía perfecto. Ni siquiera lo era. Era gordo, feo y su papada era horrible. El vello mal cortado que está ahí lo demuestra. Sus ojos son feos y sus labios siempre están secos y grasientos. Sus manos son grandes y gordas. Y sus piernas también. Y su barriga, Dios, qué asco, si hablase de su barriga, vomitaría.
De lo linda y tiera que le parece.
Cartman se cree perfecto, porque aunque no lo quiera admitir Kyle, a sus ojos lo es.
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DETENTION | Kyman
FanfictionAmor, ¿puedes encontrarme esta noche en detención? Puedo sentir tu presión sanguínea subir, que se joda esta tensión Déjame arrastrarte en tu mente, ¿lo mencioné? Fingir que todo está bien es una detención