Veintidos

327 44 4
                                    

Casi por inercia, Kyle se mantuvo estático en la puerta de la casa. Dudó mucho en si tocar frente al retroceso atento de su madre con el auto, o si siquiera no tocar por sus sentimientos encontrados.

Preguntarle a Stan directamente era algo arriesgado pero tenía que hacerlo después de todo. No podía ir y preguntarle a Wendy cuando le había dicho ya que no iba a darle ninguna información que no haya salido de él. Y mucho menos decirle a Stan que Wendy le dijo, era comprometerla.

Dudó varias veces hasta que se decidió tocar la puerta en silencio. La puerta fue abierta por el padre de Stanley que le sonrió.

—Hola, Manson, ¿Cómo estás? —preguntó amable con una sonrisa.

—Es Kyle, señor —corrigió el pelirrojo. —Vine para ver a Stan, ¿Se encuentra aquí?

—Oh, sí, está en su cuarto —se hizo a un lado y observó al menor entrar con cuidado.

La casa de Stan siempre fue relativamente acogedora. Era un ambiente muy único y peculiar, y no de buena manera. Varias veces había encontrado botellas en los armarios y la heladera está llena de bebidas alcohólicas, especialmente por el padre de Stanley que le gustaban muchos los manjares con alcohol. Una vez, lo descubrió bebiendo vino, en otra ocasión cerveza, en otra ocasión grapa miel y así sucesivamente con otras bebidas. Pero no era alcohólico supuestamente Stan: o sea, sí, ha llegado a desmayarse por tomar pero es por su baja costumbre al alcohol, a pesar de siempre estar bebiendo cinco botellas.

Stan decía que su padre no era alcohólico y tampoco abusivo. Pero bien que cuando le preguntó por qué la puerta de su armario estaba hecha añicos, él le dijo que fue su padre el que la destruyó por un ataque de ira que tuvo estando ebrio. También cuando hicieron una pijamada en casa de Stan, antes de que sus padres se divorciaran, escuchó gritos durante toda la noche, y discusiones; Stan le dijo que por nada en el mundo saliera de la habitación. Cuando se levantó a la mañana siguiente, vio a Stan con el labio partido y un ojo morado, y él dijo que se cayó por las escaleras. Stan también decía que su padre no solía robar, que había dejado de hacerlo cuando cumplió quince, pero su padre gastó todo el dinero ahorrado en su universidad, en un casino en las Vegas y después lo arrestó la policía por robar un auto. Pero según Stan, su padre no era abusivo, ni alcohólico, ni cleptómano, ni era un idiota. Por eso, Stan ya no quiere hacer pijamadas en su casa y evita constantemente que alguien vaya a su casa o conozca siquiera a su padre.

Las constantes separaciones y acercamientos de los padres de Stan eran demasiados tóxicos, formando una relación tóxica de por sí. Stan decía que su madre era demasiado buena para su padre, y por eso ella intentaba ayudarlo en todo lo que podía, a pesar que el padre de Stan le tiraba botellas cuando él tenía ataques de ira. Stan también explicó que su madre era alguien dependiente y temerosa, y aún cuando Stan “se cayó de las escaleras”, no hizo absolutamente nada por él.
Bueno, hacer hizo mucho sí, como por ejemplo, justificar al padre de Stan diciendo que no es culpa de él en realidad, que su padre llegó a abusar de él cuando era pequeño y ahora intenta hacer que Stan sea fuerte, pero no lo está logrando mucho. Stan cada vez tiene más ojeras en su rostro, a pesar de uno de los muchachos más lindos del instituto, en la humilde opinión heterosexual de Kyle, y sus ojos cada vez se ven más cansados.
Stan justifica su apariencia cansada con los entrenamientos excesivos que tiene durante la noche, o con el hecho que se queda con el teléfono, mirándolo y observándolo.

Subió las escaleras y mira los cuadros familiares, recordando vagamente cómo era Stan y sus padres en sus recuerdos, comparándolo con los cuadros. Era todo tan ajeno para Kyle que relamió sus labios al dirigirse a la puerta del cuarto de Stan.

Su padre no era malo, según Stan. Kyle ahora entendía por qué.

Porque cuando encontró a Stan, tirado en la cama, con vómito alrededor y varias botellas a la par suyo, supo que Stan era como su padre. Especialmente por algunas gotas de sangre que se asomaban por sus dedos, escondidos por la chaqueta del equipo.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora