Diez

492 61 7
                                    

¿Qué estaba haciendo ahí? Para empezar habían acordado todos a la casa de Cartman, pero se cambió de imprevisto a una plaza.

Kyle iba con Stan, que llevaba de la mano a Butters, guiándolo y procurando no perderlo.

Aquella plaza tenía un hedor horrible a marihuana, así que era una gran mala idea haber ido a la plaza frente al centro comercial.

—¡Ahí están los chicos! —señaló Butters con su dedo.

A decir verdad, Stan vestía bien, usaba algunas prendas de cuando era emo pero seguía viéndose bien. Llegaba un gorro negro de lana y unos jeans de igual color rasgados, pero su camisa de una banda de metal, color roja, hacía apaciguar las dudas de su odio por la vida. Sin contar un suéter oscuro, porque hace frío.
Butters en cambio tenía unos pantalones beige y su típico abrigo cyan, aunque era un día sorprendentemente caluroso.

Kenny se limitaba a estar con su abrigo, y unos pantalones holgados café, junto a unas botas negras desgastadas, ¿qué es esa mancha marrón? ¿Acaso es barro o mierda? Mejor solo se dirá que están desgastadas.
Cartman era Cartman: un gorro de lana cyan con amarillo, un abrigo rojo y unos pantalones beige; como siempre prácticamente.

Kyle en cambio, al ser una de las pocas de las veces que salía: se puso una camisa y un chaleco impermeable, y unos pantalones beige. Su madre lo vistió y se nota.

—Llegan tarde —gruñó Cartman, cruzándose de brazos.

—Lo siento, Kyle y Butters se subieron al bus equivocado... —quiso explicar, encogiéndose de hombros. Kenny les echó una mirada rápida, y automáticamente Kyle la evitó.

—Bueno, al menos estamos aquí —le restó importancia el rubio.

—¡Es cierto! Mi mami nos hizo un tupper con sándwiches, para comer —sacó de su bolso un mediano tupper de color transparente con rebordes azules, sonriendo al instante al ver los sándwiches dentro.

—¡Genial! —los ojos de Cartman brillaron y se dispuso a querer robarlos.

—¡Gracias, Butters! —el tupper fue arrebatado por Kyle, que mordió su labio inferior. —Podemos comerlos luego... —dirigió una mala mirada al gordo que levantó una ceja.

—Compramos algo de beber también —mostró una Fanta el de cabello negro, con una sonrisa.

—¿Fanta? ¿Por qué no Coca-Cola? —se quejó el gordo, inclinando su cabeza.

—Porque... Butters prefiere la Fanta —dijo Stan, entreabriendo los labios.

—Me chupa un huevo que Pepe prefiera la Fanta, yo quiero Coca-Cola —reclamó.

—¿Pepe? —cuestionó Stan.

—Pero... Ugh, a ver —Kyle se tomó el puente de la nariz, mientras que Kenny agarraba un sándwich para comérselo —¡número uno! No hables mal ¡número dos! Debes respetar los gustos de los demás ¡número tres! —enumeraba con sus dedos —puedes comprarte tú una Coca-Cola, ¡y número cuatro! ¡No se llama Pepe!

—¡También me chupa un huevo lo que dijiste, Khal! —se quejó y agarró un sándwich. —No puede ser que todo tenga que hacerlo yo porque sino ustedes son unos inútiles.

—Pero si ni siquiera haces algo, gordo —se burló Craig apareciendo con las manos en los bolsillos, y Tweek agarrado de su brazo.

—¡No puede ser que apenas vengas y ya me estés difamando! ¡Te voy a denunciar por calumnias e injurias! —escupió el castaño, pataleando en su lugar. Tweek y Craig se sentaron junto con el resto, en la ronda.

Kyle estaba entre Stan y Butters, al lado de Butters estaba Kenny y Cartman al lado del pobre. Al lado de Cartman se sentó Craig y a su lado estaba Tweek, para finalmente cerrar la ronda con Stan.

—Ni siquiera sabes algo de un proceso legal, gordo —intervino esta vez el rubio con camisa y un suéter negro. Llevaba unos pantalones de algodón beige. Parecía una convención de cosas beige.

—¡Ja! —carcajeó Kenny —¿no eras tú el que dijo que los casamientos eran funerales pero de blanco? ¡Sí, eras tú! —sonrió con diversión. Craig sonrió levemente, quedándose mirando unos segundos a Kenny, cosa que no pasó por alto por Tweek, que levantó una ceja.

—¿Funerales de blanco? Pero... En las bodas no todos van de blanco —pronunció con total inocencia el rubio rapado.

—Pero... Serían funerales coloridos —quiso explicar Stan con calma, agarrando un sándwich.

—Creo que la comida no alcanzará, habría que ir a comprar, ¿quién tiene plata? —pronunció con la boca llena de tres sándwiches el gordo.

—Yo tengo... Puedo ir a comprar unos snacks —levantó la mano emocionado Butters.

—Yo también tengo. Si quieren pueden ir dos a comprar, así no nos estamos moviendo tanto —propuso Kyle con una leve sonrisa forzada. —¡Yo puedo ofrecerme en ir! Así que... ¿Quién más se ofrece? —miró a todos, salteándose a Kenny para no tener náuseas.

—Puedo ir yo también —propuso Kenny con una sonrisa. Quería ver cuánto aguantaba ignorándolo.

—¡Na–ha! —negó de inmediato Cartman —lo más probable es que te robes el cambio como la rata asquerosa que eres, pobre de mierda —sonrió, sacando pecho y se levantó. Se limpió el trasero, para asegurarse de no haberse ensuciado con el pasto y miró a Butters. —¡Dame la plata! —reclamó, extendiendo su mano. El rubio le dio lo dicho y Tweek aclaró su garganta.

—Yo también tengo plata, toma, Kyle —sabía que el que se iba a robar el dinero sería Cartman, así que se lo dio al pelirrojo ante la duda.

Kyle se encontraba tenso, juntando el dinero entre todos, menos Kenny, que apenas podía ofrecer unas monedas.

—¡Está bien! Está decidido: nos vamos —Cartman lo tomó del brazo con cierta fuerza y lo arrastró lejos, hacia el centro comercial.

Esto sería un desastre.

DETENTION | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora