Capítulo 1

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Cinco semanas antes

Habían mandado un chófer a recogerla.

Ni su hermana, ni su hermano, ni mucho menos su padre, habían pensado que después de ocho meses sin verla, sería una buena idea acercarse al aeropuerto  por ella.

Aunque bueno, no sabía de qué se quejaba, si era de esperar eso de su familia.

Además, habían tenido la consideración de mandarle un carro con conductor, lo que quería decir que se acordaban de su llegada. O no.

Tal vez una secretaria hubiera reservado el transporte para ella solo porque lo tenía apuntado en una agenda electrónica.

―Bienvenida, Señorita Manoban.

Señorita Manoban. De donde venía era solo Lisa y le resultaba rimbombante lo de señorita.

―Llámame Lisa, por favor. Mark, ¿Verdad? ―Leyó el nombre bordado en la ropa dorada que el hombre llevaba en el pecho―. ¿Dónde te han dicho que me lleves?

―A su casa, señorita.

―Solo llámame Lisa.

―A su casa, Lisa.

―A casa de mi padre, supongo.

―Correcto, a la casa del señor Manoban, su padre.

Lisa frunció ligeramente el ceño ante aquello.

―Trabajas para mi padre, ¿No es así? No eres un trabajador externo.

―Llevo ya cuatro años trabajando para su padre, señorita… digo Lisa.

―Pues me viene genial que seas un trabajador habitual, porque así podrás llevarme a donde esté mi padre.

―Yo no sé dónde está en cada minuto el señor Manoban. Lo dejé en la oficina esta mañana, pero podría estar en cualquier sitio a estas alturas del día. Su padre no es un hombre que se queda quieto.

―Bueno, pues probemos suerte en la oficina. Si no encuentro a mi padre, encontraré a mi hermano mayor.

―Claro, señorita. ¿Este es todo su equipaje?

La única maleta de tela que Lisa se colgaba al hombro era lo que llevaba, se veía muy diferente a su familia, porque la familia de ella estaba acostumbrada a que en una salida simple se echaran varios maletones para una escapada de dos días.

Tras confirmarle que ese era todo su equipaje, Mark la guió hasta un BMW todoterreno de líneas deportivas.

Le abrió la puerta de atrás, pero Lisa se dirigió al asiento del copiloto.

El tráfico de las calles era caótico a aquellas horas, pero el carro que conducía el chófer era una bestia que mantenía a mono volúmenes, motos y familiares lejos por su propia seguridad, por lo que no tardaron demasiado en llegar.

Mark paró en la mismísima puerta de las oficinas de su padre y Lisa se despidió de él con un apretón de manos.

Al bajarse del vehículo, se sintió pequeña y un poco mal vestida con su pantalón bien gastado, su blusa más vieja todavía y su pequeño equipaje al hombro.

Aunque a ella poco le importaba todo aquello, la verdad.

Nunca le había preocupado mucho su aspecto y jamás había envidiado a su hermana, a la que le encantaba ir de trajes costosos.

Eso sí, aunque le diera igual, no era tonta y sabía que desentonaba en aquel ambiente de prestigio.

Solo rezaba para que no llamarán a la policía y no le hicieran un placaje pensando que era una terrorista a punto de poner una bomba en el edificio.

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora