Había acudido bastante gente a la fiesta y Jennie se alegró de ello.
Tras saludar a unas cuantas personas, a las que conocía por las entrevistas y comidas a las que acudía en nombre de su jefe, decidió echarle una ojeada a las fotografías que se habían distribuido por las distintas paredes del local, como si aquello fuera una exposición de arte más que una subasta.
Aunque quizá subasta y exposición de arte no eran conceptos tan distintos.
Desde luego, las fotografías de Lisa tenían mucho de arte.
Eran coloridas, emocionales, preciosas.
Había visto algunas de sus instantáneas en Internet cuando la estuvo investigando a Lisa y a sus proyectos humanitarios, y a través de su teléfono las fotografías ya le habían parecido bonitas, pero viéndolas en grande, enmarcadas y con la luz adecuada, eran todavía más espectaculares.
Se notaba que Lisa las había tomado con cariño y después elegido con amor para que la subasta consiguiera recaudar el máximo dinero posible para ayudar precisamente a las personas que lo necesiten, en realidad.
―¿Te gusta? ―interrogó una voz a su lado.
Por un momento pensó que sería alguien que la conocía.
Ya que no estaba Nick porque lo había dejado atrás cuando se dio cuenta de que, como lo conocía tanta gente en aquella sala, no era capaz de avanzar más de dos metros seguidos sin que alguien lo detuviera aunque solo fuera para intercambiar un par de palabras con él.
Una pesadilla de gente para ella, que en aquel momento estaba más interesada en las fotografías.
Sin embargo, al girarse, se sorprendió al ver a Lisa.
Iba realmente elegante de traje. Jamás la había visto tan formal. Y probablemente tampoco tan deslumbrante, se veía como toda una modelo de grandes marcas.
―Pensé que eras una invitada más ―dijo Jennie tras sonreírle cortésmente.
Se volvió de nuevo hacia la fotografía sin decir nada más, pues no sabía cómo debía comportarse con Lisa después de su charla en el hotel.
―No me insultes de esa manera ―bromeó Lisa, colocándose a su lado y mirando también el cuadro.
―Hoy vas vestida como toda una super modelo, suele ir a los eventos.
―No creo ―dijo rotunda, y después añadió, para quitarle gravedad a la negativa―: No me gusta la ropa elegante.
Observaron en silencio la fotografía durante unos segundos.
Jennie, nerviosa, le dio un trago a la copa de champán que le habían servido en la entrada y que estaba intacta hasta entonces.
―Son asombros esos pequeños.
―¿Qué? ―interrogó Jennie, mirándola sin comprender.
Lisa no apartó la mirada de la fotografía. Señaló la instantánea con un dedo.
―El niño de la derecha tiene 4 años, el del centro tiene 5 y el de la izquierda, al que le falta un diente, tiene 4 también.
Jennie se giró para mirarla, sorprendida. Iba a preguntar «¿Los conoces?», pero por suerte se dio cuenta de que era una pregunta estúpida antes de abrir la boca.
Claro que Lisa los conocía, les había echado la foto a los tres, sonrientes, con un brillo especial en los ojos, pasándose los brazos por los hombros los unos a los otros. Una foto cargada de esperanza, de futuro y de vida.
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Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)
Hayran KurguLalisa Manoban es la "oveja blanca" de su familia porque tiene una Organización Social en lugar de trabajar en la empresa de su familia, el Banco Manoban. Ahora está de vuelta en su hogar porque necesita financiación para su proyecto y quiere que su...