Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)

Capítulo 17

Ya no sabía dónde mirar cuando finalmente su hermana dijo:
―Mi esposo nunca me ha querido.

―No digas eso hermana.

―Es la verdad Lisa. Yo tampoco lo quería a él cuando nos prometimos y nos casamos.

Tu no sabes que papá me convenció de aceptar la propuesta de matrimonio diciéndome que el roce hace el cariño y al final… al final fue verdad, le cogí cariño. Más del que debí.

―Pero… yo pensé que se querían desde el principio.

Su hermana soltó una risa y le acarició el rostro a Lisa con una mano.

―Qué inocente eres aún, Lisa. La verdad es que no sé cómo eres tan inocente habiendo nacido en la familia que has nacido.

Papá y Troy, el padre de mi esposo, nos presentaron y se encargaron de convencernos de lo beneficioso que sería un matrimonio entre nosotros.

Nos caíamos bien, nos lo sugirieron cuando éramos buenos amigos… así que decidimos aceptar y ver qué pasaba.

Al principio fue bien, incluso cuando me quedé embarazada de Luz, porque no tuvimos que renunciar a casi nada por ella.

Una parte de mi pensaba que en cuanto tuviera niños, mi esposo huiría lejos y pasaría mucho menos tiempo en casa, pues nunca lo había visto jugar con niños ni nada de eso, pero lo cierto es que ocurrió todo lo contrario: Nació Luz y los dos nos volcamos en ella.

Parecíamos la familia feliz....

Entonces yo ya lo quería y creía que él también, sin embargo, cuando Luz tenía aproximadamente un año y medio comenzaron a llegarme oídas de que él tenía una amante, así que decidí quedarme embarazada de nuevo para ver si mi esposo volvía a volcarse en la familia.

Así nació Lucas.

Lisa escuchaba a su hermana intentando que en su cara no se reflejara lo que sentía.

―Mi esposo volvió a olvidarse de la oficina y de la amante durante un tiempo ―continuó su hermana―. Pasaron unos meses y llegué a creer que él también había empezado a quererme.

Era la madre de sus hijos, la mujer con la que compartía cama todas las noches… Confieso que fui muy feliz entonces.

Hasta que descubrí que no, que seguíamos siendo la familia falsamente feliz.

No tardaron en volver a llegarme rumores de lo que ocurría cuando se iba de viaje de trabajo, en qué desembocaban las fiestas de negocios…..

―Lucas tiene ahora ocho años, ¿Por qué has seguido aguantando hermana? El divorcio existe sabes.

De nuevo su hermana se rio de Lisa.
―¿Y perder todo lo que tengo? Ni hablar.

―Tienes tres hijos, puedes quedarte con la casa y con una buena pensión ―aseguró Lisa.

―Lisa, tú no entiendes nada, sabes perdería mi estatus social.

―Eres la hija mayor del dueño del Banco Manoban, ¿De verdad crees que tu estatus social se movería lo más mínimo en caso de que dejaras a tu esposo? Papá te apoyaría.

―¿Papá? ¡Por favor, Lisa, no conoces ni a tu propia familia!

―¿Crees que papá no te apoyaría?

―Pues claro que no lo haría. ¡Papá es uno de los que organiza las fiestas de negocios en las que mi esposo termina tirándose a cualquier chica pagada! ―exclamó, cabreada, y después, tras inhalar profundamente, dijo algo más calmada―: Por casarme con con mi esposo, papá me adelantó mi parte de la herencia.