Capítulo 15

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―Jennie yo no sabía que eran amigas.

―¿Cómo crees que conseguí meter un pie en la empresa de tu padre?

―¿Por tu formación? ¿Por tus estudios?

―Eso no vale demasiado hoy en día Lisa.

―Así que eres una enchufada.

―Sería una enchufada si fuera tu hermana o si, en su defecto, fuera la amante de tu hermana. Yo simplemente tiré de contactos para que se incluyera mi nombre en las entrevistas para secretaria de tu padre. Y bueno, yo creo que debería ir yéndome, es tardísimo ―dijo Jennie mirando su reloj.

―¿Quieres que te lleve yo? ―se ofreció Lisa.

―Ehhhh… ¿Por si me pierdo?

―Por si has bebido.

―No, señorita oficial, no he tomado nada. Soy una chica responsable que no bebe cuando conduce. Mira. ―Comenzó a andar hacia Lisa, extendiendo los brazos a ambos lados y poniendo un pie delante de otro como si estuviera avanzando sobre la cuerda floja.

―Que puedas andar sobre esos tacones, ya dice bastante de tu sobriedad ―admitió Lisa.

―Sí, uf, la verdad es que ya me están matando los zapatos. Tu hermana y sus amigas tienen una marcha….

Y sin pensar mucho en lo que hacía, se quitó los tacones y se quedó descalza.

Se agachó, regalándole en el camino una interesante visión de su escote, y recogió los zapatos.

―¡Te lo suplico! ―exclamó Lisa cuando ella se enderezó.

Jennie la miró como si estuviera loca

―¡No me mates, por favor!

―¿Pero qué dices Lisa?

―Tus tacones son armas blancas. El día que nos conocimos las dos casi me ensartas tu zapato un ojo.

―Exagerada.

―Siento pena por aquella persona que se quiera pasar de lista contigo, puede ser que todo terminaría en un crímen.

―Y sin duda libraría a la humanidad de personas idiotas.

―Sin duda ―asintió Lisa―, nunca me ha gustado pasarme de lista con nadie.

―Ya claro… ¿En serio? ―se sorprendió al ver su cara―.

―¿Tú crees que sí? ―interrogó Lisa con sorna―. Yo no me pasaría de lista, pero puede que otras personas no se resistan a mi.

Dio una vuelta sobre sí misma y le encantó ver que los ojos de Jennie viajaban irremediablemente a su figura, aunque solo fuera durante unos segundos.

―Pero tú puedes defenderte muy bien al parecer.

―¿Y tú no Jennie? Doy fe de que sí, ya que he experimentado en carne propia tu defensa personal. Y por favor no me digas que eres una de esas que simplemente se apartan, porque perderías muchos puntos.

―Depende de mi estado de ánimo ―admitió Jennie―. Normalmente en un lugar como el metro lo que hago es identificar el pie de la persona que está molestando y le clavo el tacón como quien no quiere la cosa.

―¿Ves? ¿Ves? ¡Arma blanca!

Jennie soltó una risita.
―Pero me sorprende que tú no te sepas defender.

―He de admitir que solo me han molestado una vez.

―A mí no es que me pase todos los días, gracias a Dios, pero sí que me pasa más veces de las que debería en una sociedad moderna como en la que supuestamente vivimos. Yo puedo verte y pensar «Mira qué hermosa está esta chica», pero eso no me da derecho a pasarme de lista contigo, ni mucho menos a intentar propasarme invadiendo tu espacio personal. En fin, divagaciones a las cuatro de la mañana. Será mejor que me vaya a dormir.

―Espera Jennie―la retuvo Lisa al ver que echaba a andar hacia la escalera―. ¿Tú por casualidad sabes cuál es el cuarto de invitadas? Mi hermana me ha dicho que el cuarto me lo había dejado preparado para mí, pero no sé cuál es.

―¿No conoces la casa de tu hermana?

―La verdad, no. Y de hecho creo que últimamente no la conozco mucho a ella tampoco.

―Ven, está por aquí.

Avanzó delante y Lisa aprovechó para admirarla desde atrás. Su cabello era simplemente espectacular: brillante, con volumen, se notaba suavidad. Nunca un cabello le había parecido tan hermoso, se notaba que lo cuidaba muy bien.

―Esta es ―anunció Jennie, abriendo una puerta y girándose hacia Lisa.

―Tiene baño propio; Es aquella puerta de allí. La otra puerta es un vestidor, pero te veo ligera de equipaje, así que no creo que lo uses.

―¿Has dormido aquí alguna vez?

―Alguna, sí.

Una parte de su mente se la imaginó a Jennie en la cama, durmiendo en ropa interior. O directamente sin nada. Otra parte, más sensata de su mente, pensaba en otra cosa:
―¿Has traído muchas veces a mi hermana como esta noche?

Jennie la miró y pareció meditar qué iba a responderle.
―¿Sabes por qué conseguí el trabajo que tengo?

―¿Porque mi hermana te ayudó a meter un pie en la empresa?

―Y porque soy discreta Lisa. Muy discreta.

―Soy su hermana.

―Y como hermana, deberías saber ya la respuesta a la pregunta que me has hecho.

― Touché.

―Me marcho ya. Buenas noches, Lisa.

―Te acompaño a la puerta.

―De acuerdo.

Caminaron en silencio hacia la entrada.

Lisa buscaba desesperada algo que decirle que pudiera retenerla allí un poco más, pero no se le ocurría nada.

Al llegar a la puerta, Jennie colocó los zapatos en el suelo y al subirse en los tacones, creció unos cinco centímetros, lo que hizo que sus ojos quedaran casi directamente frente a la boca de Lisa.

―El lunes te llevaré los informes.

―Estupendo. Que descanses.

Lisa aprovechó la oportunidad y se acercó a Jennie para despedirse con sendos besos en las mejillas.

Hizo el gesto de forma premeditadamente lenta para poder inhalar su aroma y disfrutar del tacto de sus mejillas y del cosquilleo de su cabello en su rostro.

Exprimió al máximo la situación colocando su mano en la cintura de ella, aunque solo unos segundos.

―Buenas noches Jennie ―se despidió en un susurro, con la boca muy cerca de su oreja.

Sintió, más que vio, que Jennie se estremecía, y sonrió.

Al separarse, le encantó todavía más darse cuenta de que a Jennie le llevaba unos segundos de más reponerse lo suficiente como para echar a andar hacia la salida...

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Gracias por leer ✨

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora