Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)

Capítulo 28

Lisa la miró sorprendida y no le pasó desapercibida la mirada iracunda que Jennie le dedicó a la chica que vino a saludarla de una forma muy amable.

Jennie parecía celosa. Celosa, ¡Jennie Kim! ¿Celosa de la chica que estaba hablando con ella?...

Sonrió para sus adentros y, divertida por la actitud de la secretaria de su padre, dijo:
―Claro Jennie. ¿Conoces a Kloe? ―señaló a su acompañante.

―La verdad es que sí Lisa, la conozco.

―¿En serio? Pues Kloe me estaba contando que es maestra infantil. Y yo le he dicho que tiene que tener a los padres revolucionados y que seguro que ninguno se pierde ni una reunión escolar.

La chica se rio de forma cantarina, bajando la cabeza con timidez.

Fingida, claro... Jennie estaba molesta y sabía que a aquellas alturas una galantería de Kloe como aquella no le sonrojaría nada en su cara.

Lisa, sin embargo, sí pareció creérla, pues la miró y sonrió encantada.

―¿Y tú me llamaste a mí hipócrita el otro día? ¡Increíble, Lisa!

Y se giró, molesta por haberle creído a Lisa por haber pensado que era diferente a su familia. A la hora de la verdad era igual que toda su familia. «Donde está lo de Jamás pensaría eso, porque soy una chica que creé en el amor de verdad. El amor y los sentimientos no se compran.» había dicho eso, pero la idea de contratar damas de compañía para su fiesta debía de haberle gustado, pues había unas cuantas por toda su fiesta, incluida Kloe la chica con la que estaba conversando.

Jennie no llegó muy lejos. De hecho, no pudo dar más de dos pasos, pues de pronto la fuerte mano de Lisa la agarró por el brazo delicadamente y la retuvo, haciéndola girar hasta encararla.

―¿Por qué soy hipócrita? ¡A ver Jennie! ¿Ahora que hice?

―¿Que por qué eres hipócrita? ¡Un mapa voy a tener que hacerte para que te ubiques!

―Un mapa, un croquis y un informe de veinte páginas, porque de verdad que no te entiendo Jennie. ¿Porque estás molesta?.

Estaban alzando demasiado la voz las dos y los invitados más cercanos las miraban con curiosidad, pero ellas no se dieron cuenta.

―¿No decías que tú no comprabas damas de compañía?

―¿Jennie, y a qué dama de compañía he comprado yo si puede saberse?

Jennie señaló algo por encima del hombro, así que Lisa tuvo que girar el cuello para ver a qué se refería.

Entendió todavía menos al ver a Kloe, que las miraba junto a la barra, una chica con la que solo había estado hablando hasta que Jennie llegó hecha una furia y la usó para ver si aquello que leía en sus ojos eran celos.

―Pero si no le he pagado nada a ella. Y recién la conozco, incluso no le he pagado ni la bebida.

―Ya claro. ¿Y las otras chicas?

―¿Qué otras chicas Jennie?. La verdad no te entiendo.

―Las amigas que has traído.

―Han venido voluntariamente, a ver mis fotografías y a ver si se llevan alguna a casa.

―¡Así que lo admites!

―¿Que cosa?

―¡Que has traído amigas!

Lisa empezaba a sospechar que Jennie era de las que cuando bebían, por fuera parecían no haberlo hecho pero capáz estaba muy tomada.
Otra explicación más allá de la ebriedad no había para aquella conversación entre las dos.