Capítulo 13

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La tele estaba encendida, así que no le costó encontrar el salón, aunque nunca había estado en la casa de su hermana (ahora que lo pensaba, ¿Cómo quería su hermana que supiera cuál era la habitación de invitadas?).

Se asomó con cuidado y vio a sus tres sobrinos delante de la tele, como si esta fuera el centro de su mundo.

Volvió a esconderse y miró alrededor.

Junto al salón había otra habitación con la puerta entornada, se asomó a ver qué tenía esta y vio un bonito y acogedor despacho con un sofá.

Sonrió al ver los cojines y la cubierta que cubrían el sofá, y se acercó lentamente.

Se puso dos cojines y la sábana encima, hasta convertirse en fantasma.

Echó una ojeada alrededor, a ver si había algo más que pudiera serle de utilidad, y su mirada se detuvo en un carrito de palos de golf que su cuñado había dejado en una esquina.

Sacó uno de los palos, apagó la luz y regresó al pasillo.

Disfrazada, volvió a asomarse al salón.

Sus tres sobrinos seguían igual de engatusados por la tele.

Lisa iba a darles diversión, diversión de la buena, de la que implica correr, reírse e interactuar con otros seres humanos, como hacían los niños de todos los lugares que visitaba.

Contó hasta tres y entró de un salto en el salón, gritando y sacudiendo el palo de golf en alto.

Suponía que la reacción de los niños sería un susto inicial y en cuanto la reconocieran, se pondrían de pie y echarían a correr.

Ella los perseguiría por la casa hasta que descubrieran que la unión hace la fuerza y los tres juntos acabarían venciéndola.

Y así ocurrió.
Al menos la primera parte del susto..

Primerísima parte, de hecho. Los niños pegaron un brinco y gritaron, apartando al fin la mirada de la televisión.

Se quedaron paralizados, mirándola, y de pronto Jay, el más pequeño, se echó a llorar.

―¡Has hecho que se asuste! ―exclamó Lucas, poniéndose en pie de un salto y apartándose de su hermano, que lloró todavía más fuerte.

―Tranquilo, no llores hermanito ―dijo Luz, acercándose a él―, mira, si es la tía Lili.

Jay la miró, pero su cara empeoró todavía más, así que Lisa se apresuró a dejar a un lado el palo de golf y a quitarse la sábana y los cojines.

―Pequeño campeón, no llores, soy yo Lisa tu tía.

―No seas llorón ―aportó su granito de arena Lucas, que consiguió que el llanto de su hermano se intensificara.

―Venga, vamos ―dijo Lisa abrazando a Jay, que hacía pucheros―, ha sido solo una broma. No pasa nada pequeño.

―No vuelvas a hacerlo.

―No, claro que no pequeño.

―Niño llorón- Dijo su hermano.

―Lucas, no ayudas ―dijo Lisa, poniéndose de mal humor por momentos―. Además, diría que tú también te has asustado cuando he entrado.

―Mentira.

―¡Sí! ―intervino Luz―. Yo te he oído gritar.

―No es verdad. No he gritado.

Luz imitó el gritito que había dado su hermano y este enrojeció y cerró los puños con rabia.

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora