Capítulo 11

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Aun le quedaba a Lisa un metro para llegar a la oficina de su padre cuando Jennie apareció bajo el marco de la puerta.

Jennie caminó con zancadas rápidas y mirada nerviosa.

Se recolocó el cabello con coquetería a la vez que se interponía entre Lisa y el despacho de su padre.

―¿Qué haces aquí Lisa? Pensé que habíamos quedado en la puerta a las… vaya, si ya casi es la hora.

―Sí Jennie. Y yo he llegado un poco antes así que he pensado en subir a recogerte. Espero que no te importe.

―No, claro que no.

En lugar de esquivarla, Jennie avanzó hacia ella, lo que la obligó a retroceder unos pasos, alejándole del despacho.

Lisa se fijó en que no solo su mirada felina era nerviosa.

Hasta su forma de moverse delataba que la había pillado haciendo algo que no debía.

―¿Todo bien Jennie? ―interrogó Lisa.

―Sí, sí. Déjame que recoja algo y nos vamos.

Cuando Jennie se apartó de su camino para ir hasta su mesa, Lisa aprovechó para, como que no quiere la cosa, acercarse hasta la puerta del despacho de su padre y mirar disimuladamente dentro.

Se sintió aliviada al ver que la sala estaba vacía.
¿Qué había esperado encontrarse?...

Jennie la miró de reojo y después pareció derrumbarse.

Se cubrió el rostro con las manos un segundo, avergonzada, y se giró hacia Lisa con expresión suplicante.

―Por favor, no le digas a tu padre que me has encontrado en su despacho.

―Eres su secretaria, se supone que puedes entrar en su despacho, ¿No?

―Sí, pero...… verás, he perdido unos documentos que me dio y he tenido que entrar en su ordenador. ―Se acercó hasta Lisa y unió las manos en forma de súplica―. No se lo digas, por favor.

—A tu padre no le gusta que lea en sus cosas, pero es que el documento que he perdido era importante y… lo siento.

―No te disculpes, Jennie no pasa nada. Y yo soy toda una tumba. ―Se sintió tentada de acariciarle el rostro a Jennie, pero en su lugar le pasó la mano arriba y abajo por el antebrazo, como habría hecho con una colega.

―Gracias, de verdad. Muchísimas gracias Lisa. Y si pudieras mantener también en esa tumba que tengo que volver a entrar a coger un pendrive….

―Sin problemas Jennie ―se rio Lisa―. No veo absolutamente nada desde ahora, te esperaré en la puerta, ¿Te parece? Así ni siquiera podré verte.

―Gracias.

Salió del despacho y la esperó en la puerta.

Cuando Jennie apareció minuto y medio después, parecía de nuevo ella misma. Serena, sonriendo pero no en exceso, segura.

Llevaba un vestido gris muy discreto que, según Lisa, le sentaba de maravilla.

Claro que, ¿Qué no le quedaba bien a una chica como Jennie?

A la hora de contratarla, seguro que su padre había tenido muy en cuenta su belleza, aunque ya había quedado patente que confiaba en ella como trabajadora.

Volvió a su cabeza la idea que le había cruzado la mente en el despacho:
¿Qué había esperado encontrarse?....

¿Habría ocurrido algo con su padre? Los líos amorosos en las oficinas, por lo que se contaba, estaban a la orden del día.

Solo de pensar en su padre con alguien en la oficina se le quitaban hasta las ganas de comer.

Y más si unía su imagen con la de Jennie. No pegaban ni con cola, aunque claro, parejas más raras había unido el dinero y el morbo.

En aquella ocasión, fue Lisa la que eligió el restaurante y escogió un sitio típico donde servían tapas.

Tras pedir la orden, Jennie sacó una pequeña libreta de su bolso y la abrió por una hoja en blanco.

Cogió también un bolígrafo y anotó el nombre de Lisa en la esquina superior derecha.

―¿Y eso Jennie? ¿Vas a hacer un listado de mis pros y mis contras?

―Más o menos Lisa. Cosas factibles que me pidas a este lado, cosas que ni lo sueñes a este otro. Así que ya puedes empezar a hablar.

―¿Así? ¿En frío Jennie? ¿Sin preliminares? Espero que no seas así en todo.

―Tienes…... ―Levantó la mano izquierda y miró su reloj―. Cuarenta minutos para convencerme de que merece la pena que la empresa de tu padre te de dinero.

Si quieres empezar con preliminares, por mi bien, pero te advierto de que a veces está bien ir de una, sin preliminares, para comérse todo el postre.

Joder, ¡Qué imaginación!...... En sus labios pintados de rojo las palabras «Preliminares» y «Comérse todo el postre» sonaban al mejor de los pecados.

A Lisa le gustó que le siguiera el juego, aunque con la respuesta que ella le había dado, supo con certeza que en aquel juego tenía altas probabilidades de quemarse.

Tragó saliva e intentó poner de nuevo en orden sus ahora caóticos pensamientos antes de empezar a hablar.

Llevaba preparada aquella presentación desde antes de saber que tendría que convencer a una desconocida, desde antes si quiera de viajar a su organización.

Era una exposición muy parecida a la que le había hecho a su familia, una presentación con corazón, con más historias de personas que datos.

Jennie la oyó hablar con pasión y entrega, sin apenas probar bocado de lo que habían pedido, sin interrumpir, sin poder apartar la mirada de Lisa.

En un momento dado, incluso dejó de procesar lo que Lisa decía.

Su forma de gesticular, la entonación de sus palabras, la pasión que transmitía Lisa, hablaban de lo importante que era el proyecto.

Una causa de vida o muerte. Una inversión vital.

Cuando terminó de hablar, Jennie le habría dado hasta el último dólar de su cuenta bancaria.

Era una auténtica encantadora de personas.

―¿Y bien, qué te parece Jennie?....

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Gracias por leer ✨

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora