Capítulo 50

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Las estrellas se alinearon al fin en aquella semana que estaba resultando un auténtico infierno y cuando Lisa había decidido dar por terminada la caza de Jisoos hasta el día siguiente porque las tiendas de informática ya estaban cerrando, su instinto le dijo a ella misma «Venga, una más y es todo por hoy».

Quizá aún llegaba a tiempo antes de que bajaran la persiana y así se ahorraba de volver a ella al día siguiente.

Además, la siguiente tienda de la lista casi la pillaba de camino, solo tenía que desviarse un poco.

El letrero de la tienda estaba apagado, lo que le hizo chascar la lengua

¡Rayos si que tengo un mal instinto!

Pero cuando aún le quedaban varios metros para llegar, se dio cuenta de que la persiana solo estaba a medio bajar y justo en ese instante varias figuras salían del interior de la tienda, encorvadas para esquivar la persiana.

Una, dos, tres chicas.

El corazón le dio un vuelco al ver la silueta de la chica última en salir.

¡Era ella! ¡Era Jisoo! No le veía bien la cara, pero estaba convencida de que era ella.

Emocionada como estaba, vio un amplio hueco entre dos carros frente a la tienda y sin pensárselo, se coló entre los carros, frenando en el último momento la moto.

Las ruedas chirriaron sobre la acera y las tres informáticas se giraron sobresaltadas para ver lo que pensaban que era una delincuente.

¿Una mujer alta de flequillo con moto negra, chaqueta negra, casco negro y que las sorprendía justo al cerrar la tienda? Era como sumar uno más uno.

Pero aun sabiendo o creyendo que era una delincuente, ninguna de las tres intentó apartarla.

Una de ellas gritó, la otro dio un brinquito hacia atrás y la tercera, la que Lisa creía que era Jisoo, se cayó del susto.

No la podía culpar, la verdad. Justo había parado la moto delante de ella, a apenas medio metro.

El susto había sido monumental y la reacción instintiva era retroceder.

Lisa paró el motor y se quitó el casco.

―Disculpen el susto ―dijo para relajar un poco la situación y dejar claro que no quería hacerles daño―. Busco a Jisoo.

Como sospechaba, las dos primeras chicas que estaban de pie miraron a la que se había caído y que en aquel momento se levantaba.

Al fin pudo verla bien de la cara y, aunque antes no podría haber hecho un retrato robot de ella, la reconoció.

―¿Quién eres tú? ¿Te conozco?

―Tenemos una amiga en común.

Jisoo frunció el ceño, mirándola con recelo.

―Si vienes a que te mire la computadora, acabamos de cerrar.

―Vengo a hablar contigo.

―¿De qué?

―De quién, más bien.

―Bien, pues ¿De quién? ―preguntó Jisoo.

―De Jennie.

El rostro de la informática delató que sabía perfectamente de quién estaba hablando.

Durante un segundo, su gesto mostró sorpresa, aunque rápidamente fue sustituido por la preocupación y finalmente, cuando Jisoo pudo controlar la indiferencia preguntó:

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora