El mundo se iba para abajo lentamente, todo lo bueno se iba perdiendo.
Eso es lo que Lisa deducía tras haber ojeado los tres periódicos que su padre había dejado el día anterior en el salón.
Crisis, prima de riesgo, deudas, desahucios, suicidios, robos, corrupción de políticos, paraísos fiscales, sobornos, malversación de bienes, cohecho… Página tras página, descubría lo podrido que estaba el mundo.
Había llegado una crisis financiera; De acuerdo, hasta ahí normal.
Todo lo que sube baja y la economía tiene ciclos: Años de bonanza que inevitablemente acaban en depresiones (tanto económicas como humanas).
Pero lo que se estaba descubriendo en los últimos meses… Parecía que en el mundo ya no quedara ningún político ni empresario limpio, todas las grandes empresas buscaban solo beneficio propio.
Lisa recordó lo que Jennie le había dicho de que el carro había sido un regalo de un cliente muy satisfecho.
Desde luego, muy, pero que muy satisfecho económicamente había tenido que quedar para regalar un carro que costaba más de cien mil dólares.
Menudo pellizco tendría que haberse llevado el cliente, y seguro que Nick y Jennie habían hecho algo no muy lícito si la recompensa había sido esa.
A nadie le regalan un carro último modelo si se limita a hacer su trabajo.
Porque nada en la vida es gratis...Se removió incómoda en el sofá, sintiendo un malestar en la boca del estómago solo con imaginarse hasta donde estaría su familia hundida en lo peor de los tiempos que vivían.
Además de la venta de preferentes y otros productos tóxicos con los que se había estafado y engañado al cliente final, estaba segura que habían hecho uno y mil tejemanejes para ganar dinero a espuertas de las personas que menos tienen.
Y dinero para su familia, no necesariamente sino para la entidad bancaria.
Lo único bueno era que de su familia todavía no se había destapado ningún trapo excesivamente sucio.
Todavía...En su organización, pasaba muchos días desconectada del mundo.
Solo tenía un teléfono vía satélite que le permitía a ella estar localizable en las aldeas más recónditas, y acceso a Internet tenía aproximadamente dos veces al mes, cuando se ponía al día con los correos y programaba la subida de fotografías a su Instagram, algo indispensable para crear expectación sobre su siguiente colección.
Desde hace tres años, cada vez que volvía a su hogar realizaba una fiesta benéfica para recaudar fondos que culminaba con una subasta de fotografías que ella misma tomaba en las zonas donde trabajaba.
Cuando una amiga le había sugerido aquella idea, la había tomado por loca.
¿Quién querría tener una de sus fotos en casa?....
Pero aun así había hecho la prueba con la decena de fotografías decentes que tenía entonces en su haber.
La experiencia fue todo un éxito y desde entonces echaba cada año miles de fotos, de las cuales subastaban anualmente un centenar aproximadamente.
Otras muchas las subía a sus redes sociales, no solo para mantener el interés, sino también para que la gente se enamorara un poco de la tierra y las gentes a las que intentaba ayudar.
Además de los correos y las fotografías, cuando podía también intentaba mantenerse al día sobre lo que le interesaba: La evolución de proyectos de otras organizaciones, cómo avanzaba la guerra en ciertos países, nuevos acuerdos mundiales para intentar paliar el hambre en el mundo…
No solía dedicar tiempo a ver cómo iba la situación económica en su país ni en el resto del primer mundo, pues aquello le interesaba más bien poco, pero en los últimos meses, cuando comenzaron a destaparse ciertas cosas, sí que intentaba estar pendiente para ver si se descubría algo de su familia.
En su última estancia en su hogar, le había preguntado a su padre si él tenía algo que ocultar y su padre le había contestado un:
―Lisa, hija mía, tú no tienes nada de qué preocuparte. No pienses en ello.No eran las palabras que Lisa hubiera deseado oír, pues aquello no le servía para tener la conciencia limpia, pero no había insistido por miedo a descubrir más de lo que podría soportar; Porque en muchos casos es mejor sospechar que saber.
Y mientras estaba en su hogar, ayudando a la gente con el dinero de los ricos, las sospechas se desvanecían.
Allí no se preocupaba por lo sucio que pudiera estar ese dinero mientras sirviera para levantar escuelas, hacer pozos y comprar vacunas para los niños, pero de vuelta en su hogar, con aquellos titulares, aquellas historias para no dormir que narraban las penurias de las clases medias y bajas mientras los ricos aprovechaban la situación para ser más ricos todavía…
Cada vez se veía qué las personas que más tienen, buscanban solo su beneficio propio...
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El viernes, tan solo cinco minutos antes de la hora a la que había quedado con Jennie, Lisa decidió ser muy cordial y subir a recogerla a su despacho.
La luminosa sede del banco estaba casi en completo silencio porque era la hora de la comida y la mayor parte de los trabajadores ya estaban aprovechando su descanso.
Por suerte, no necesitaba indicaciones para dar con el despacho de su padre y el de su secretaria, pues pese a las reformas que habían cambiado un poco la distribución y la apariencia del edificio, su padre Marco llevaba ocupando treinta años el mismo despacho.
Como la puerta estaba entreabierta, no llamó.
La abrió ligeramente y asomó la cabeza para ver si interrumpía a Jennie en alguna llamada telefónica o desempeñando alguna de sus funciones.
No fue así...
El despacho estaba vacío. Frunció ligeramente el ceño y terminó de abrir el acceso de la puerta.
¿Se habría marchado ya? De ser así, debían de haberse cruzado en los ascensores, una hacia arriba y la otra hacia abajo. Pero era extraño que se hubiera dejado la luz encendida.
―¿Jennie? ―probó suerte, a la vez que entraba en la sala y se dirigía hacia la segunda puerta, que daba acceso al despacho de su padre.
Aquella puerta estaba abierta y se le ocurrió que quizá habría alguien dentro, aunque todo parecía tranquilo..
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Gracias por leer ✨
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Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)
FanficLalisa Manoban es la "oveja blanca" de su familia porque tiene una Organización Social en lugar de trabajar en la empresa de su familia, el Banco Manoban. Ahora está de vuelta en su hogar porque necesita financiación para su proyecto y quiere que su...