Capítulo 34

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Tras aquel beso que se habían dado en mitad de la calle con Jennie.

Después de todo cada una siguió su camino, Lisa intentó mantenerse alejada de ella, de verdad que lo intentó, pero no podía dejar de pensar en Jennie.

Aquello debería haber sido ya aviso suficiente de que ella misma se estaba metiendo donde no debía y que debía huir ahora que aún podía, pero cuando ya hay sentimientos de por medio no sé razona correctamente, y aun sabiendo que ver a Jennie no haría más que empeorar la situación, decidió ir a su casa por sorpresa un miércoles por la noche.

Seguía sin saber cuál era la clave de seguridad para entrar, pero por suerte en aquella ocasión se encontró la puerta de abajo entornada, así que subió directamente.

Tocó el timbre sintiéndose muy nerviosa, tanto que creía que era imposible estar más inquieta, aunque pronto se dio cuenta de que siempre hay un nivel de nerviosismo más, pues en cuanto oyó pasos al otro lado de la puerta, le temblaron hasta las rodillas.

Sonrió a la mirilla de la puerta al intuir movimiento al otro lado y en cuanto la puerta se abrió y apareció Jennie, sintió que el corazón le bombeaba acelerado.

Aquello era un error. Un error enorme.

―¿Qué estás haciendo aquí Lisa? ―interrogó Jennie sorprendida.

―He pensado que podríamos ir al cine. Hoy es un lindo día.

―¿Al cine?
Sonó incrédula, pero Lisa no lo notó, pues estaba más concentrada en otro detalle.

―¿Qué le ha pasado al color de tus ojos?

Jennie dio un brinco hacia atrás y, para pasmo de Lisa, le cerró la puerta en las narices.

―¿Jennie?

―Sí, lo siento Lisa, yo… ―La voz sonaba amortiguada por la puerta― Rayos.

―¿Estás bien?

―Sí. ―La puerta volvió a abrirse y una cabizbaja Jennie apareció al otro lado―. Lo siento, es que verás… uso lentillas de colores.

―¿En serio?

―Sí, el color de mis ojos son… bueno, son así.

Alzó la mirada felina deslumbrante.

―¿Y por qué te pones lentillas?

―Tu padre y tú hermano son muy observadores.

―¿Y finges tener otro color se ojos por ellos?

―Sí.

―¿Por qué? ―Sonaba totalmente desconcertada.

―Porque sí, ¿De acuerdo? No preguntes más Lisa y no se lo digas a ellos, por favor.

―Claro que no, a mí el color de tus ojos me da igual. Me parecen igual de bonitos, pero… ¿De verdad lo haces porque a ellos les gusta?

―Sí ―replicó tajante―. ¿Qué querías Lisa?

―Invitarte al cine Jennie.

―¿Por qué?

―Porque sí.

―¿No habíamos quedado en que era mejor no seguir viéndonos?

―En que era lo mejor, Sí; en que de verdad íbamos a no seguir viéndonos, No. Me apetece estar contigo Jennie.

Lisa temió que Jennie le contestara que ella no quería estar a su lado, que era lo suficientemente lista como para comprender y aceptar que no debían verse las dos, como para imponer razón al corazón. Pero no fue así.

Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora